Ella

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    Había algo, algo que él no sabía: Era ella, siempre fue ella. Ella era su ángel guardián, quien lo protegía y hacía que él pudiera hacer todas aquellas cosas extrañas que hacía.
    Así es, Zack no tenía super poderes. Jamás los tuvo. Todo ese tiempo, siempre fue Dan, quien, desde la Cero,  le daba poderes a Zack.
    Ella podía verlo en todo momento, como un fantasma, invisible, pero cuando intentaba ir y ayudar a otra persona no lo lograba, no podía separarse de él, ya que cuando quería alejarse más de dos o tres metros de él, chocaba con una pared invisible que en realidad no estaba allí. Pero ya se había acostumbrado a estar junto a él y a cuidarlo.
    Era extraño, ella podía verlo y saber que pensaba en todo momento, sabía que él la extrañaba y sabía que estaba enamorado de ella, también sabía que él no había vuelto a ser el mismo desde que ella quedó atrapada en la Cero. Pero a pesar de que ella sabía todo lo que pasaba con él, él no tenía ni la más mínima sospecha de lo que ocurría con ella, no podía escucharla, a pesar de todos sus intentos por hablar con él, de darle a entender que estaba bien, que ya no se sintiera triste, ni enojado. Ella solo quería que Zack estuviera bien, después de todo ese tiempo, le había ganado mucho cariño.
    Dan pasó mucho tiempo en la oscuridad de la Cero, pero sabía que debía haber algo más allí, y ahí fue cuando descubrió que podía ser algo parecido a un fantasma.
    Mientras Zack dormía, fuera de peligro, ella regresó a la oscuridad de la Cero, para ver, como siempre y sin perder las esperanzas, si había alguna forma de regresar a casa, y fue allí, en esa oscuridad, cuando escuchó un ruido, algo que nunca sucedía allí ya que estaba completamente sola.

-Hola...- Dijo dubitativa una voz.

    Dan se quedó paralizada, ¡había alguien ahí!, no podía creerlo, ¡después de todo este tiempo!

-Hola, ¡Hola!- se apresuró a decir, con notable alegría y desesperación.

- ¿Quién eres?- Preguntó asustada aquella voz, que Dan identificó como femenina.

-Soy Dan- Respondió rápido.- ¿Y tú quién eres? ¿Cómo llegaste aquí?

-Soy... Soy Hope.

-¿Cómo llegaste aquí, Hope?

-Yo entré.

-¿Qué...?

    Una brillante luz blanca se hizo presente y cegó a Dan. Luego... Todo... Nada... Nunca...

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