Ria: El linaje de tu especie depende de esto, ¿no?
Ryba: Ria...
Ria: Yo realmente no logro entender del todo esto, aunque los humanos igual hacen ese tipo de cosas, nuestra especie no depende de ello
Ryba: Hay mas príncipes, puede casarse con otro
Ria: Nosotros solo nos conocemos hace 2 años, somos dos especies completamente diferentes, si te eligieron a ti es por algo
Ryba: Ria, yo no quiero dejar de verte
Ria: Dijiste que me amabas, pero, ¿sabes realmente lo que es el amor?
Ryba: Yo...
Ria: Es un termino que aprendiste de mi hace poco, no es amor, Ryba no es amor
Ryba: Lo es
Ria: Por favor vete
Ryba: No
Ria: Vete
Ryba: No lo are
Ria: ¡Vete Ryba!
Ryba: Esta bien, pero si no vienes al mar vendre a verte
Dios... esto parecía una novela de ficción, como todo se había complicado hasta esta punto, para empezar, ¿como había ocurrido todo esto?... mi cabeza es un caos en estos momentos y el único lugar que me calma... no ese lugar debe desaparecer para mi desde ahora.
Tome algunos bocadillos y camine hasta la biblioteca del pueblo, entre y pedí algunos libros mitológicos sobre sirenas.
La mayoría de los libros solo decían cosas comunes que todos los humanos sabíamos, eso no me servia necesitaba aprender cosas sobre ellos, necesitaba entender, necesitaba motivos...
Estaba completamente sumergida en mis pensamientos cuando alguien se sentó a mi lado, me gire y era el alcalde del pueblo, un hombre mayor de unos 80 años, tranquilo y amable, todos lo amaban.
Ria: Alcalde, buen día...
Alcalde: Buen día jovencita... ¿estas leyendo libros sobre sirenas?
Ria: Si...
Alcalde: Este pueblo es muy conocido por creerse que sirenas viven aquí
Ria: Eso e escuchado de los pescadores
Alcalde: Que hermoso collar de conchas llevas puesto
Ria: Ah... gracias, es un regalo
Alcalde: Este viejo solo sabe muchas historias, es lo único de valor que tengo ahora, ¿te gustaría escuchar una?
Ria: Si, por supuesto
Alcalde: Cuenta la leyenda que hace cien años cuando este pueblo eran solo algunas casas, un pescador un día hirió a una sirena sin querer, este asombrado por su belleza sano su herida y la devolvió al mar, pues se había enamorado de esta, la sirena conmovida y asombrada por el humano, comenzó a frecuentarlo cuando el hombre entraba al mar, el tiempo fue pasando y estos se convirtieron en amantes, pero parece que todos los cuentos de las sirenas tienen finales tristes, la hermosa y joven sirena estaba comprometida con el príncipe de aquella especie, decidida a no dejar ir a su amado se escapo y vivió durante un año en tierra junto al pescador, de esta relación ella quedo embarazada, pero el linaje de las sirenas dependía de ella, por mas que se alejo ella del mar, fue encontrada de todas formas, con todos esos sentimientos encima, ansiedad, miedo, rabia, ella dio a luz a una hermosa niña, pero esta no tenia cola, su raza aprovecho que ella estaba débil por el parto y que su marido no estaba aquel día y se le prometió que se dejaría vivir a la criatura si ella volvía al mar y cumplía su rol como reina, entre lagrimas ella abrazo a su pequeño bebe y le beso, le entrego su collar de conchas y la dejo atrás, desde ese día el lazo humanos-sirenas se termino de deshacer y se prohibió todo contacto con el mundo terrestre, se dice que aquella sirena ocupa a juego con su pequeña hija un collar como el tuyo, pero de color dorado como tu cabello, ya que jamas pudo volver a ver a su hija y guardaba la esperanza de que algún día ya fuese a ella o a sus descendientes pudiese reconocerlos atraves del collar.
Ria: Eso es muy triste...
Alcalde: Ese niño te dio su collar porque eres importante para el, pero me da miedo de que sufran ese mismo destino, aléjate de el tan pronto como puedas, las sirenas son animales, los humanos igual, pero ellos no perdonaran eso jamás
Ria: Alcalde... ud...
Alcalde: Ya has sufrido mucho mi niña, se feliz
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Ryba
FantasyRia era una joven que luego de perder a su novio y hermano mayor en un accidente decide mudarse a un pequeño pueblo costero para comenzar una nueva vida, ahí descubre su amor por el mar y comienza a ser feliz junto a pequeñas cosas cotidianas, hasta...