Ryba 51

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Luego de eso volví al campamento, sin decir nada a nadie, tome mis cosas y volví a casa, aunque no estaba segura del porque, simplemente no quería ver a nadie.

Me encerré en mi habitación y dormí casi por dos días seguidos, despertaba eventualmente cuando mis padres intervenían para sacarme de ahí, sin embargo aunque podía oírles, no podía salir de aquel sueño, de aquellos recuerdos, no podía dejar de oír su voz llamándome.

Abuela: Azu, hijo, ¿que es lo que ocurre?

Madre: ¿De nuevo no comió?

Abuela: Lleva dos días comiendo casi nada

Madre: Esa noche que desapareció, el mar de descontrolo, hace muchos años que eso no pasaba

Abuela: Tengo una mala sensación de eso

Madre: No me digas...

Abuela: Creo que si

Ria: Mamá... tengo hambre

Mamá: Hija...

Ria: Lo siento

Mamá: Ven hija, come algo

Ria: Si

Azu: ¿Que fue lo que pasó?

A pesar de que a sido un mes desde que le vi, mi pecho no a dejado de doler ni un segundo, eh vuelto a actuar como yo misma, pero simplemente me acostumbre a como se siente, me acostumbre a noche tras noche escuchar su voz, no puedo llorar por siempre. No sé donde esta el en estos momentos, ni siquiera se si esta bien, pero mantener la calma, tener la mente fría es lo mejor que puedo hacer.

Azu: ¿Abuela podemos hablar?

Abuela: Claro

Azu: Pero fuera del palacio

Abuela: ¿Que ocurre?

Azu: Ya lo sabras

Mamá: Ria, tu prometido vendrá a quedarse con nosotros un tiempo

Ria: ¿Que?

Mamá: Tu ya tienes 16 años, dentro de dos años mas es la boda y ustedes casi no se conocen, así que es tiempo de que hagan memorias juntos

Ria: Yo no quiero

Abuela: Azu...

Azu: No sé porque, pero e sido así desde hace un mes mas o menos

Abuela: Tu tienes alas también...

Azu: Junto a mi cola, ahora también puedo sacar alas y eso no es todo, yo puedo transformarme en humano y según ella dijo, en algo parecido a un monstruo...

Abuela: ¡¿Que?!


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