SECOND SHOT © {#2 Begin Again Series}

PRÓLOGO.

« I loved you with a fire red,

Now it's turning blue, and you say

"Sorry" like an angel

Heaven let me think was you, but I'm afraid

It's too late to apologize, it's too late

I said it's too late to apologize »

-Apologize, Timbaland.

'¿Podemos intentarlo una vez más? Prometo que podemos hacerlo funcionar'

O M N I S C I E N T E

-Dame un motivo. Dame una buena razón para volver a ti -exclama con rabia contenida.

Él casi ruega, y White no hace nada más que apretar sus manos en puños al visualizarlo así una vez más, al verlo vulnerable ante ella, y por su culpa. Tal como en el pasado.

Guarda silencio, sin saber qué responder a ello; qué motivo darle para que se quede. Pero no puede hacerlo, sin importar cuánto lo quiera y lo anhele, no puede. No si eso significa dañar a más personas en el proceso, no cuando ya no son sólo ellos los que están metidos en el juego.

El anillo que lleva colgado en su cuello quema su piel recordándole que aún existe, recordándole el significado que escondía. Ese era su pase a una segunda oportunidad; a lo que se habían prometido antes de que todo se fuera cuesta abajo.

No sabía si utilizarlo, no sabía si debería sacarlo a luz. Todo era aún más complicado ahora debido a lo que sucedió durante el tiempo que estuvieron alejados. Mas de alguna manera no encontraba la forma de dejarlo ir.

Lo mira fijamente, y es casi gracioso lo extremadamente cliché que se ha vuelto la escena. Era pleno invierno en Nueva York, por lo que el frío te calaba los huesos, y seguramente pronto comenzaría a llover.

Se encontraban a las afueras del departamento -en el estacionamiento, específicamente-. Alex luchaba contra los impulsos de salir corriendo y como resultado dejar a Justin a la deriva, una vez más.

-¡Dame una maldita razón para entender de una vez por todas porqué no puedo dejarte ir! -gruñe entre dientes.

Está exasperado; está perdiendo la paciencia y eso no es una buena señal.

Parecieran estar en la cuerda floja, ambos llevándose al límite para pronto terminar cayendo al abismo.

-¡No tengo una! -chilla ante su arrebate-, ¿vale?

-¿Tienes una maldita idea de todo lo que ha sucedido durante el tiempo que estuviste ausente? -camina en su dirección.

Sus pasos resuenan en el estacionamiento, y pronto la lluvia comienza a empaparlo.

Se acerca hasta que se encuentran a menos de dos metros, lo suficiente como para no caer ante los impulsos y volver a lo mismo de hace cuatro años atrás.

-No, no la tienes -se responde a sí mismo, dejándola sin saber qué decir a eso-. Llegaste a mi vida sin avisar y luego te fuiste, te largaste cuando te lo pedí. Ya no estabas aquí, y a pesar de eso logré dejarlo todo atrás y seguir adelante, por lo que no vengas ahora esperando que te acepte nuevamente. No vengas a decirme que podemos intentarlo si no tienes una buena razón para ello. No vuelvas a despertar los sentimientos si seguiremos con el mismo estúpido juego.