Capítulo 8

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Scorpius soltó el aire que estaba conteniendo y le sonrió a Albus.

Era un día hermoso y ambos habían decido ir a visitar Hogsmeade, el único pueblo mágico que queda en Gran Bretaña. Albus le había dicho a Scorpius, cuando este le pregunto si iría, que no le gustaba aquel pueblo aunque jamas especifico por que. Hale y Hanna estaban castigadas--al parecer, descubrieron que tirar  bombas fétidas en la oficina de Filch no era la mejor opción para divertirse--y Scorpius le había insistido al azabache para ir al pueblo y no quedarse toda la tarde encerrados en el castillo.

Albus, a regañadientes, había aceptado. 

--Podemos volver a dentro--anuncio temblando un poco debido al frío y  observando a su alrededor. Scorpius puso los ojos--. Filch dejo la puerta abierta...

--No iremos de vuelta al castillo--no solo lo decía por no querer recorrer, nuevamente, el camino que los llevo a la entrada del pueblo, mas bien, lo decía por que quería pasar un rato a solas con Albus. Como amigos, claro--. Podemos ir a Honeydukes o a la Tres Escobas...

Albus se encogió de hombros y Scorpius, mirándole mal, soltó un suspiro. 

Después de unos minutos en silencio, decidió que quizá no debería haber insistido tanto.

--No conozco ninguno de esos lugares--admitió Albus al ver el gesto cabizbajo del chico. Scorpius levanto la vista, confuso--. Quiero decir..., jamas eh venido. Jamas. Y no tengo idea de que Honeiduk o como sea que se llame.

Scorpius se echo a reír al escucharle y lo tomo del brazo con emoción.

--No tengo idea de por que no te gusta Hogsmeade, pero te mostrare lo que te has estado perdiendo todos estos años.

Y entonces, sin soltar su brazo, hecho a correr como un niño pequeño.

Por alguna razón, le emocionaba ser quien le mostrase todas aquellas cosas a Albus. Y quería hacerle pasar el mejor día. 

Albus observo desde afuera al local, de simple vista, parecía sensacional. Muchísimas personas iban de aquí a allí y la mayoría de ellas gritaba emocionadas cuando encontraban el dulce que estaban buscando. En la vitrina, se exhibían un montón de dulces totalmente desconocidos para Albus--su madre no le dejaba comer demasiado de aquello--y Scorpius,  al ver su rostro de sorpresa, abrio mucho los ojos.

--Dime que comes dulces--casi suplico su amigo, mirándole como si fuera un extraño.

--No, en realidad--contesto Albus ignorando el gesto de Scorpius--. Mi madre no me deja...

Antes de que Albus pudiera finalizar del todo la oración, el rubio lo tomo nuevamente del brazo y lo arrastro dentro de la tienda. 

Por dentro era aun mas fascinante y Albus se tuvo que abrir paso por entre las personas que se amontonaban a montones. Scorpius parecía emocionadisimo a pesar de que, probablemente, haya estado allí mas de cien veces. 

Scorpius le hizo una especie de tour, primero le llevo a ver todos los tipos de chocolate--incluyendo lo que ellos mismos, los vendedores de la tienda, creaban--y le hizo probar algunos de los que, según el, eran los mejores; también le enseño lo que eran las babosas de sangre: las ranas de chocolate--las cuales le habían encantado--, varitas de regaliz, moscas de café con leche...

--¡Tienes que probar esto!--Scorpius corrió hacia un estante y Albus se hecho a reír. A pesar de no querer venir a Hogsmeade, le divertía mucho ver a el rubio así de emocionado por mostrarle todo--. ¡Es increíble! Probablemente has oído hablar de ellas. Se llaman Grageas de todos los sabores.

Albus hizo una mueca de horror; había oído de ellas por parte de James y ya sabia lo que le esperaba.

--¡Oh vamos!

EL RETORNO DEL MAL--ScorbusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora