Capítulo 16

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Harry se encogió un poco ante las miradas, sintiéndose, nuevamente, como un adolescente. Hace más de diecisiete años que no organizaban una reunión--había mantenido contacto, aun así. Más aún con Hermione y Ron--y todos aún continuaban tratándolo como si de su jefe se tratase, a pesar de que Voldemort ya no estaba y el ejército de Dumbledore no se reunía desde la batalla de Hogwarts. 

Por alguna razón, el sentimiento de sentirse parte de algo grande, hacía que la emoción que no sentía desde hace tantos años volviera a renacer.

Ginny se aclaró la garganta, atrayendo la atención.

--Hermione--pidió--, nos has reunido a todos aqui alegando que era algo de urgencia...

--Sí--contestó la mencionada, quizá algo rápido--. Como saben, como ministra de magia, tengo acceso a todos los departamentos--algunos asintieron, otros esperaron a que continuara--. También, como ministra de magia, debo hacer una revisión mensual de cada departamento.

--Algo asi habia escuchado--se limitó a comentar Neville. 

Harry asintió, él era el jefe del departamento de aurores y sabía que Hermione pasaba cada mes a revisar si todo se encontraba en orden y, también, hablaba con Harry para ver que no les faltase nada. 

--Como también saben la mayor parte de las operaciones en el departamento de misterios se llevan a cabo en total secreto y solo la ministra, además de quienes trabajan allí, tiene acceso--Ron miró a Hermione, dándole apoyo--. Cuando estaba haciendo mi revisión algunas personas se acercaron a mí, mostrándome un par de profecías que habían sido dichas hace algunos meses...y encontré algo...algo...--su voz se cortó, tomó una rápida bocanada de aire, ignorando las miradas de confusión de los demás--algo muy extraño--continuó finalmente, más tranquila--. Otra profecía dictada por Sybill.

--Eso no tiene nada de raro, ¿Verdad?--preguntó Neville, el nerviosismo y el miedo filtrados en su voz.

--Bueno--contestó George--, considerando el hecho de que la última profecía de Sybill Trelawney era un hombre sin nariz que casi nos mata a todos...

--No es solo eso--comenzó Hermione notando, al igual que todos, que George comenzaba a recordar a su hermano--.  El nombre..., no lo pude ver por completo. Pero si vi una parte de él apellido --Harry estaba comenzando a desesperarse de que Hermione no dijera las cosas de una vez--. Terminaba con las letras "ter" no vi el resto del apellido

La mirada significativa de Hermione no hizo falta, con solo la mención de las últimas letras, todos sabían de qué estaba hablando.

Harry sintió su cicatriz arder.

(...)

Albus avanzo detrás de James, sintiéndose inseguro ante la idea; habría esperado crear una distracción e ir a buscar al chico para disculparse, por lo que, claramente, robar el mapa y esconderlo para que McGonagall no pudiera saber su ubicación no era exactamente el plan que había tenido en mente. 

Su hermano, en cambio, estaba más que contento de tener, por primera vez--no es como si a Harry le gustase la idea de que el bromista James Sirius Potter tuviese el mapa--de poder tener el mapa sin que su padre se enterase. O, bueno, Albus esperaba que no se enterase. 

No tenía la menor idea de como James sabia donde quedaba el despacho o por que sabia la contraseña para entrar a este, pero Albus creyó que sería mejor no preguntar y apegarse al plan.

Al llegar a la puerta de madera, Albus se encontró ansioso por descubrir que había detrás. Habia visitado el despacho de otros maestros, ya sea por alguna tarea o nota de un examen, pero jamás el de la directora y sentía una inmensa curiosidad sobre el. De todas formas, se trataba de algo sencillo; una habitación ovalada, con múltiples cuadros colgados sobre las paredes, un gran escritorio, una biblioteca, varios armarios...

--Bueno--comenzó James avanzando hacia el escritorio e ignorando a Albus, que aún continuaba inspeccionando el lugar--, el mapa debe de estar en algun cajon...

--James...--susurró Albus por lo bajo, mirando horrorizado hacia los cuadros en la pared.

--Cállate--pidió James, comenzando a revolver los papeles sobre el escritorio--. Tiene que estar por alguna parte...

--James...

--¡Potter! ¿Qué crees que estás haciendo?

(...)

--¿Crees que funcione?--preguntó Harry, sonriendo falsamente a un hombre junto a el y susurrando a Hermione con suavidad, siendo lo suficientemente cuidadoso como para que nadie pudiera oírlo.

--Eso espero--contestó ella.

(...)

--¿¡Por qué no me avisaste sobre los malditos cuadros!?--gritó James, Albus alzó las cejas.

--¿Hablas enserio?--preguntó, deteniéndose junto a su hermano y mirando en la misma dirección.

--¡Si!--espetó James--. El plan se ha echado a perder.

--Pues si tu...

--Quizá ustedes dos deberían dejar de perder tiempo y comenzar a explicarse si no quieres que llame a la profesora McGonagall--el hombre de cabello grasiento les devolvió la mirada con ferocidad. Albus pudo ver algo en él, algo que le recordaba a alguien, pero no puede lograr recordar a quien--. Ahora.

--Ambos sabemos porque han venido, Severus--el hombre se apareció en el cuadro de al lado, tan repentinamente, que Albus se sobresaltó--. Y vamos a ayudarlos.

--¿Sabes por qué hemos venido?--preguntó Albus, James abrió la boca como un pez.

--¿Van a ayudarnos?

El viejo sonrió y el hombre murmuró por lo bajo pero lo suficientemente alto como para que Albus lo escuche;--igual de distraído que su padre.

--¿Conoces a nuestro padre?--preguntó exaltado.

--Albus, Albus--comenzó el viejo. Los miró con tal intensidad que ambos apartaron la mirada--, ¿Aun no sabes quienes somos?



EL RETORNO DEL MAL--ScorbusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora