Capitulo 49: El final

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Voldemort lanzo un rayo de luz verde hacia Albus, pero este logro esquivarlo por los pelos; gritaba encolerizado y, sin previo aviso, se lanzó hacia Moody para recuperar su varita. Este, atónito ante el repentino movimiento, dejo caer las seis varitas al suelo y retrocedió hacia atrás, agazapándose junto a Fred en un rincón, el cual había dejado de lado su trabajo de guardia: la puerta se abrió revelando al resto de la Orden, los cuales observaron la escena ante ellos y se quedaron congelados en sus sitios.

Harry gritaba hacia su hijo algo que este no entendía ni le interesaba escuchar. Lily sollozaba, James estaba pálido y, Hugo y Rose, no reaccionaban. Scorpius cayó frente a ellos, inmóvil y blanco como la cera. De su cuello, caía sangre a chorros empapando el suelo y la túnica de los mas cercanos. La serpiente se encontraba enrollada cerca de él, observándolo con algo que, si fuera humana, se podría identificar como satisfacción y maldad.

Albus, un poco mas allá del cuerpo de Scorpius, se encontraba arrodillado en el suelo, con lagrimas secas en las mejillas y mirando a Voldemort con una expresión de locura que lo volvía irreconocible. Su varita apuntaba al pecho de este último, que a su vez lo apuntaba y se reía fríamente.

Todo acabaría si tan solo murmurara el hechizo; seria el fin de Voldemort. Albus abrió la boca, con las palabras "Avada Kedavra" en la punta de la lengua, pero se detuvo en seco sin saber el por qué. Vamos, dijo una voz en su cabeza con oscura satisfacción que resultaba terrorífica, mátalo de una vez, el asesino a Scorpius y a muchas otras personas, se lo merece..., hazlo..., hazlo de una vez...

Pero Albus no podía pronunciar las palabras y se quedó allí arrodillado, observando reír a Voldemort, escuchando el revuelo a su alrededor. Podía escuchar gritos, pero no reconocía quien era el que gritaba. También escuchaba sollozos, forcejeos, sonidos provocados por hechizos y también palabras irreconocibles, pero él seguía sin moverse.

Era un cobarde. No había matado a Voldemort y ahora él lo mataría, al igual que a los demás. Una vez más, Voldemort triunfaría sobre el mundo mágico, tomaría control del Ministerio de Magia, liberaría a los Mortifagos, arruinaría familias, vidas...y la maldad, la oscuridad...

Pero tu puedes impedir todo eso, susurro una voz en su cabeza. El pecho de Albus se inflo con esperanza y sintió como si un inmenso calor lo recorriera del cuello hasta los pies. ¿Por qué se sentía así? Quizá estaba muriendo, se dijo, Voldemort lo había asesinado, todo había acabado...Pero no era así. Una voz le susurraba en su cabeza, haciéndose paso entre la oscuridad que comenzaba a apoderarse de su mente y corazón. La voz le alentaba a seguir, pero Albus no podía distinguir con claridad sus palabras, ni tampoco podía reconocerla, pero, aun así, de una manera inexplicable, lo fortaleció.

No iba a rendirse tan fácilmente cuando el futuro del mundo mágico yacía en sus manos. Se incorporo un poco: en aquel momento Voldemort miraba a los demás, que eran atacados por Moody, Bellatrix, Fred y Ferir. No iba a rendirse sabiendo que Scorpius había confiado plenamente en que él podría vencer. Tomo su varita, ahora estaba mas que listo. Se enfrentaría a Voldemort y vencería, sabiendo que tenia de su lado a personas que lo aman y creen en él; personas que, en aquel mismo instante, se encontraban a sus espaldas, luchando junto a el...Venceria a Voldemort sabiendo que contaba con algo que el jamás lograra conseguir, un arma mas poderosa que el poder de controlar las dimensiones, y que, incluso, podía llegar a ser mayor que el poder de la mismísima muerte.

Albus abrió la boca y grito el hechizo, que fue ahogado debido a los gritos y explosiones que se escuchaban por la habitación. Pero algo raro paso. No salió un rayo luminoso de luz verde y se estrello contra el pecho de Voldemort, como se supone que debe de ser, sino que una bola de luz blanca y radiante salió del pecho de Albus y se elevo hacia el techo con lentitud, como si no existiera nada que pudiera obstruir su camino. Las peleas se detuvieron e incluso Bellatrix abrió los ojos con sorpresa y horror ante aquella extraña y misteriosa bola. Nadie hablaba, y solo se escuchaban los débiles sollozos que Rose emitía de vez en cuando. La bola se detuvo suspendía unos centímetros antes de llegar a tocar el techo y permaneció allí por unos segundos; Albus estaba preguntándose si sucedería algo cuando la bola se disolvió en un humo plateado, como el de un patronus, y, de pronto, se expandió por toda la habitación.

Moody, Fred, Bellatrix y Ferir desaparecieron sin dejar rastro. Voldemort tardo unos segundos más (permaneció retorciéndose en el suelo como si sufriera un dolor horroroso), pero finalmente también se esfumó. El efecto en los demás, en cambio, fue totalmente distinto. Albus jamás se había sentido tan tranquilo, a pesar de todo lo que acababa de suceder. Nunca había conjurado un patronus, pero estaba casi seguro de que aquella bola tenia el mismo efecto que este, aunque, pensó, jamás podría encontrar las palabras justas para explicar la sensación que aquella bola dejo detrás.

Se quedo tumbado unos segundos, intentando asimilar todo lo que vivió aquel día, y, cuando por fin pudo recuperarse del miedo, se levantó de un salto y corrió hacia el cuerpo de Scorpius, sobre el cual Draco Malfoy lloraba desconsoladamente. Los demás formaban un corro alrededor de él, también llorando, pero todos, incluido Draco, se hicieron a un lado cuando Albus se dejó caer junto a su novio.

Cerro los ojos y abrazo a su novio con fuerza, como si no quisiera que este escapara. Intento esconder las lágrimas, pero, antes de que si quiera intentara detenerlas, se encontraba llorando desconsoladamente. El dolor era inexplicable, como si te hubieran arrancado una gran parte de tu alma y corazón, y lo hubiera lanzado al suelo y pisoteado varias veces. Albus quería acurrucarse junto a él, cerrar los ojos, y jamás despertar; su pecho dolía tanto...Albus pensó que aquel dolor permanecería en su pecho por siempre haciéndole recordar todos los días, a cada minuto, a su amado Scorpius.

--Te amo—susurro, siendo consciente de que aquella era la última vez que podría decírselo. Los demás lo observaban con pena, Albus lo sabía, pero poco le importaba--. Te amo tanto...

Hola

Yo también llore, no se avergüencen.

Bueno, este es el capitulo final, aunque pronto escribiré uno extra sobre Albus.

Quiero decirles, antes de despedir el fanfic, que realmente me divertí escribiéndolo y me encantaron los resultados. Nunca había hecho un fanfic tan largo y creo que esta bien para mi primera vez, aunque, claramente, hay varias cosas que mejorar. Siempre eh querido convertirme en escritora y, escribir estas historias (El retorno del mal, Amortentia, Recuérdame...), me han hecho sentir que estoy mas cerca de ese sueño, que espero cumplir en unos años. Muchísimas gracias por los comentarios y también por votar, no se dan una idea de lo mucho que significa para mi que a alguien le guste lo que escribo. Los quiero muchísimo.

Comencé a seguir a Harry Potter cuando tenia seis años (ahora tengo 15) y vi su primera película gracias a mi tía, que me regalo la colección entera. Al principio, no se dan una idea de lo mucho que me arrepiento de pensar esto, creía que eran malísimas, pero, cuando vi la piedra filosofal, me di cuenta de lo equivocada que estaba, y, semanas después, comencé a comprarme los libros. Me volví una loca Potterhead, como se habrán dado cuenta. Eh visto la película tantas veces que se me los diálogos de memoria y leí los siete libros mas de una vez. No puedo encontrar las palabras exactas para explicar porque me gusta tanto: lo único que podría decir es que, cada vez que vuelvo a leer sus libros o ver sus películas, es como si lo hiciera por primera vez; las mismas sensaciones, de las cuales jamás me cansare. Sueno exagerada, pero es la pura verdad y espero no ser la única loca a la que le sucede esto.

Somos una familia unida por la mejor escritora y saga que pudo existir.

Ahora, les dejare un pequeño vídeo para despedir el fic; no es sobre Scorbus, sino sobre Harry Potter en general.

EL RETORNO DEL MAL--ScorbusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora