CAPÍTULO 22.

2.2K 184 173
                                    

YOUNG GOD | VEINTIDÓS.

YOUNG GOD | VEINTIDÓS

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

+

COURTNEY FISHER

El cuerpo entero me temblaba de la rabia. Quería coger un cuchillo y clavárselo a ella en el cuello. Él me mintió, él me mintió, él me mintió, joder. Mi pecho subía y bajaba incontrolablemente mientras me dirigía a la habitación de Abigail.

Él me dijo que lo haría y me mintió, joder.

Un profesor se me acercó y me preguntó algo, probablemente algo como que si estoy bien o parecidos, pero no podía escucharle. Lo único que había en mi mente era una rabia cegadora. Subí las escaleras, entré en su habitación, cerré la puerta detrás de mí y observé las fotografías de ella y de su familia. Cogí una en un marco y la lancé contra la pared, haciéndola añicos.

Abrí su armario y destrocé tanta ropa como pude, rompí fotografías, rompí objetos, grité lo más que pude.

—Él no es de ella, él no es de ella —repetí para creérmelo, pero no funcionaba. Quedaban unas cuantas fotografías que no habían sido sujeto de mi ira aún. Las cogí y empecé a romperlas y con cada lágrima, decía—: Él me ama, no me ama.

Las lágrimas empezaron a resbalar por mi cara, arruinando mi máscara de pestañas, a la vez que tiraba las sábanas de la cama al suelo, y golpeé el colchón una y otra vez.

—Oh, espérate a que se lo cuente a él, maldita bastarda —murmuré y formé una sonrisa perversa.

Una vez que estaba satisfecha de lo que había hecho en su habitación, caminé hasta el baño y me quité la máscara de pestañas de la cara. Actúa normal, Courtney. Cuando quieres algo hecho, tienes que hacerlo tú misma.

Saqué el móvil de mi bolsillo e inmediatamente fui a mi lista de contactos, procediendo a llamar a Nate después. Por suerte, Anderson no había descubierto que tenía un móvil, pero aunque lo descubriera, podría simplemente conseguir otro. El tono de llamada sonó unas cuantas veces antes de que lo atendiera.

—¿Qué pasa ahora? —dijo con voz áspera.

Tiré de mi labio inferior con mi pulgar y mi dedo índice antes de hablar.

—Hola a ti también, hermano. —Por supuesto, él estaría echando una siesta. Perezoso—. Voy a ir directa al grano. Necesito una pistola.

—Hermanastro —dijo con énfasis. Justin aún no sabía que Nate y yo teníamos relación parental, pobre bastardo. De fondo escuché una voz femenina. Parecía que se estuviese quejando. Probablemente era una de sus concubinas. Él suspiró—. ¿Para qué mierda necesitas una pistola?

Rodé los ojos ante su falta de ingenio de hoy.

—¿Tú qué piensas?

—Oh, cierto. —Bostezó y maldijo a la concubina que seguía quejándose de fondo—. ¿Puedes escaparte otra vez? —me preguntó.

YOUNG GOD → j.b → spanish versionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora