Abigail Chamberlain.
Diecisiete años.
Maestra en el arte del sexo.
Abigail siempre ignora el toque de queda y lleva a su padre al límite, hasta que él la envía derecha a un reformatorio llamado Foxcroft Cove. Allí, es registrada para sesiones tera...
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ABIGAIL CHAMBERLAIN
Me senté sola a la hora de la comida, comiendo en silencio a la vez que observaba a la gente conversar. Ya no sentía la necesidad de hacer amigos; era más que capaz de funcionar sin ellos. Mi madre siempre solía decir "Viniste a este mundo sola y morirás sola. Mientras vivas, nunca dependas de alguien para nada", lo que era irónico considerando que ella dependía de mí para recaudar su dinero, pero para ella tenía sentido... de una forma triste.
Entonces empecé a pensar en todos los eventos ocurridos en las últimas 24 horas aproximadamente. Todo empezaba a desintegrarse. Mi padre prácticamente me había rechazado, Justin era El Capo disfrazado y yo seguía igual de confusa sobre quién era yo misma. Y después estaba todo este asunto con Nate. Nunca había escuchado nada sobre él, pero parecía un completo capullo. Solo esperaba que Justin acabara bien con esto y no con tristeza. Ya lo he visto en demasiadas películas.
Suspirando, dejé el sándwich en mi plato y miré a Sirius. Vi que tenía una cicatriz en el brazo, puede que de una quemadura. Era difícil dejar de mirarla. Él también estaba sentado solo para mi sorpresa. Usualmente se encuentra con Courtney; prácticamente son una persona. Tal vez esta era mi oportunidad de hablar con cada uno de ellos a solas.
Me levanté y empecé a dar pasos largos pero lentos hacia él. Cuando llegué a su mesa fue cuando aclaré mi garganta para que advertiera mi presencia.¿De verdad soy tan invisible?
—Hola —dijo con timidez, saludándome con la mano para después volver a mirar a su comida.
—Hola. —Me senté en el lado opuesto a él. Parecía que estuviera evitando mi mirada con propósito de ocultarme algo—. Ha pasado un tiempo desde que hablamos, pero somos adultos jóvenes y hemos de hablar sobre esto con madurez. —Junté mis manos y las dejé en la mesa. Quería resolver esto: yo no era la que tenía resentimiento.
Él suspiró fuertemente y dejó su tenedor en el plato, mirándome.
—Tienes razón. —Se removió en su asiento—. Pero viendo que vamos a resolver este problema, tengo que decirte algunas cosas.
—¿El qué? —Enarqué la ceja con curiosidad, esperando a que continuara.
Miró a su alrededor para ver si alguien nos miraba y después se inclinó hacia mí.
—Mira, yo quiero volver a ser tu amigo, la verdad es que extraño tu compañía. Courtney se está convirtiendo en... algo demasiado extremo.
Miré su herida y él se la tapó con su mano de inmediato.
—¿Ella te lo hizo? —le pregunté, haciendo contacto de ojos con él.
