CAPÍTULO 31.

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YOUNG GOD | TRINTA Y UNO.

YOUNG GOD | TRINTA Y UNO

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Horas después de que Justin se fuese, Abigail volvió dentro y se quedó en la sala de estar, leyendo libros frente a la chimenea. Después hubo un golpeteo en la ventana y lo próximo que supo, fue que Courtney se las había ingeniado para acumular la suficiente fuerza como para atar a Abigail a una silla y empezar a interrogarla sobre su relación con Justin. Afortunadamente, Courtney no le había infligido ningún dolor físico.

¿Cómo diablos la habían encontrado tan pronto?

Las muñecas de Abigail empezaban a doler, ya que intentaba deshacerse de ellas e, incluso, podía jurar que había sangrado. Courtney estaba sentada en el sofá frente a ella, mirándola neutramente. Era guapa; sus ojos eran tan azules y brillantes, aunque escondían un...desorden mental severo. La chica que conoció, la Courtney que se le presentó, parecía tan divertida e inofensiva (hasta cierto punto) ... Aunque pronto cambió a ser como ahora.

En teoría, ella debería de odiar a la chica que estaba haciendo esto, pero no lo hacía. Después de todo, Courtney estaba rota y era evidente, aunque ella tratase de ocultarlo.

─Te perdono, ya sabes ─murmuró Abigail y los ojos de Courtney la observaron.

─ ¿Qué quieres decir? ─preguntó la chica con la cabeza levantada y una mirada psicópata en esos fascinantes ojos azules.

─Te perdono. Sé que en el fondo no querías dañarme porque éramos amigas en cierto punto, ¿no? Quizás no por mucho tiempo, pero lo fuimos. ─Courtney se mofó.

─Hubiese sido así si no lo hubieses arruinado al haber puesto tus ojos en Justin.

─Sí, viéndolo así, quizás fue un error.

─ ¿Por qué lo dices?

─Él es un desastre. Admítelo o no, pero es un maldito desastre. Todo este tiempo se suponía que él iba a arreglarme, pero en su lugar lo rompí y le hice olvidar quién era. Courtney, si lo hubieses visto como yo hoy con esa mirada tan terrorífica en sus ojos. Le miraba y veía a alguien completamente diferente que no conocía, alguien que... había perdido su camino ─Abigail sacudió la cabeza y su pecho se contrajo al pensar en él─. Quizás lleves razón. Quizás él y yo no somos buenos para el otro, pero nada de eso cambia el hecho de que yo... ─ella tragó saliva aguantando sus palabras y recordando a quién le estaba hablando.

─Dilo. ─Abigail se negó.

─No hay nada más que decir. ─Courtney se levantó y la miró.

─Dilo.

─No.

─ ¡Dilo, joder! ─Courtney gritó, golpeando su puño contra el sofá. Abigail se encogió, antes de exclamar:

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