sweet creature ; jarry stirlwall ✔✔

#39 "Big Girls Don't Cry"

Jade

Pasé una noche terrible, entre el llanto de Perrie, el recuerdo de Louis y las supuestas reuniones entre Gwen y Harry no me permitieron dormir bien.

Pero aún así tuve que levantarme esta mañana para ir al trabajo.

—Hola, Leigh –saludo a la morena quien está en su escritorio, él cual solía ser mío.

—Hola, Jade –me sonríe—. ¿Cómo estás?

—Estoy regularmente bien –hago una mueca.

—Eso no suena propiamente bien –frunce el ceño—. ¿Quieres hablar de eso?

—No, la verdad –suspiro.

—¿Cómo está Perrie? –sonríe y me nuestra una silla junto a ella.

—Supongo que mejor que ayer, la dejé dormida en casa  el día de hoy –me cargo el cabello hacia un lado del cuello—. Anoche lloraba dormida.

—Está muy afectada ¿No?

—Sí, para ser sincera no esperaba que esto sucediera o por lo menos no tan pronto –recuerdo a Louis y en que no responde su teléfono, tal vez está solo en una habitación de hotel preguntándose como fue que todo se fue a la mierda—. Conozco a Perrie y ella no es ese tipo de chica.

—Me encantaría poder emitir un juicio al respecto, pero no puedo porque no conozco a Perrie como tú –toma mis manos—. Pero debe haber una explicación para esto.

—También lo creo, pero aún así estoy confundida y preocupada por Louis.

—Él estará bien –me tranquiliza Leigh y me da un cálido abrazo.

—Leigh...–escucho la voz del padre Louis y nos separamos para mirarlo—. Jade, me alegro que estés aquí. ¿Podríamos hablar?

—Claro –me levanto de la silla y me dirijo hacia la oficina de mi jefe—. ¿En qué puedo ayudarle, señor Tomlinson?

—No me digas así, puedes llamarme tío –sonríe.

—No sé si sea lo correcto.

—Eres la mejor amiga de mi hijo y novia de un chico que es como mi sobrino, tienes el deber de llamarme tío –toma mi mano.

—De acuerdo –me río.

—Bien, entonces ahora que ya solucionamos ese inconveniente –se aleja de mí y toma el teléfono—. Hay alguien que quiere hablar contigo –me tiende el aparato.

—¿Quién es? –decido recibirlo.

—Habla.

—¿Hola? –digo nerviosa.

—Hola, Jadey –saluda mi amigo del otro lado.

—¡Louis! –digo sorprendida y su padre decide salir de la oficina—. ¿Adónde fuiste?

—Estoy en Nueva York –dice—. Es bastante lindo aquí.

—Ya lo creo –suspiro—. ¿Por qué te fuiste de improviso?

—Creo que sabes la respuesta...

—¿Te diste el tiempo de hablar con Perrie?

—No, porque no valía la pena –suspira—. Hablar con ella no cambiaría todo lo que hizo.

—¿La amas?

—Como un loco –admite—. Pero eso no implica que le dije lastimarme.

—Pero...

—Jade, no te involucres –me interrumpe—. Esto es algo entre Perrie y yo.

—Está bien –suspiro—. Te echo de menos.