2. Discúlpate.

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CAPÍTULO 2

—Discúlpate.

Exigió el hombre frente a mí, apenas terminó la llamada. Una sonrisa llena de arrogancia se asomó en mis labios. Lamentaba el error, pero no iba a disculparme, no después de que me besara. ¡Cretino!

—Ten una buena, vida —respondí al mismo tiempo que giré sobre mis talones, retomando el camino hacia mi coche. 

—Sigo esperando las disculpas —dijo. El arrastre de sus pies siguiéndome dejaron de importar al instante que mi móvil sonó, lo revisé, verificando las llamadas perdidas de Rachel y la entrante de Dylan.

—Me colgaste —habló tras la línea—, ¿Todo bien? Amy, necesito verte.

—También necesito verte —repliqué.

El resoplido cargado de burla del hombre detrás de mí, me enojó y terminó por confirmarme que el cuñado de mi mejor amiga era un completo idiota. 

—¡El mono ha tenido sentimientos! —Espetó.

—¿Mono? —La curiosidad de Dylan no se hizo esperar—, Am, ¿Estás con alguien?

Giré para enfrentar al tan molesto hombre, la arrogancia y diversión con la que me observaba, era impresionante. ¿Era real tanta soberbia y chulería?

—Estoy con —me detuve a inspeccionar un momento a Steven, no había nada bueno que decir—... Nadie

—Puedes mirar sin excusas, cariño —el tipo se acercó de nuevo a mí.

Ante su comentario, Dylan volvió a cuestionar mi compañía.

—Ya sabes... Las personas desagradables que puedes encontrar en la calle —respondí irritada.

Steven me observó como si le acabase de contar el mejor chiste de la historia y, antes de darme cuenta, lo tenía muy cerca de mí, sujetándome de la muñeca, no comprendí sus acciones hasta que lo vi acercar su boca al teléfono.

—Oh, sí, nena —empezó a decir entre gemidos y suspiros—. Continúa, muévete, así...

—¿Qué demonios te sucede? —forcejeé con él, mi afán por alejarlo solo lo hacía reír más, yo no me consideraba una mujer débil, por eso me frustraba no poder evitarlo, y no era la fuerza por la que Steven estaba ganando esta lucha, era su habilidad por esquivar mis patadas y golpes que lo mantenían aún cerca—. Revísate la jodida cabeza. ¡Loco!

—¿Amy? ¿Te estás viendo con otro tío? —La voz enojada de Dylan hizo que me quedara estática, cualquier explicación que le diera en ese instante se escucharía absurda, estaba segura.

—Oh, vamos Amy, sigue así  —continuó Steven con su teatro, los sonidos que emitía se escuchaban tan creíbles que llamaban la atención de las personas alrededor.

Personas que nos observaban y juzgaban con su mirada. Y al idiota que tenía cerca parecía no importarle.

—¿Estás loco o qué? —cuestioné.

Él sonrío, se acercó más y con voz baja, volvió hablar muy cerca del teléfono.

—Loco por ti —jadeo rodeándome la cintura pegándome a él. Tragué saliva, luché por alejarlo—, pero si te has puesto roja y todo.

Comentó, elevando sus manos, mientras retrocedía, sonreía con chulería. ¿Qué le causaba tanta gracia? ¡Idiota!

—¿Qué cojones, Amy? —La voz de Dylan me regresó a la realidad. Su tono reflejaba fastidio y enojo.

—Dylan, te lo explico cuando nos vea...  

Me colgó.

Suspiré, clavando mis ojos en el imbécil que me sonría ampliamente. ¡Lo iba a matar!

Miénteme otra vez [PARTE 1] | BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora