1. Hola, idiota

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AMY

Mi familia convencional y yo éramos como el agua y el aceite: no nos mezclábamos bien. 

Y cada reunión mensual en la empresa de mi padre era una tortura que me hacía añorar la paz de la soledad... O la libertad de escapar de ellos. Mi madrastra acarició el cabello rubio y lacio de su hija, alisando unos pocos mechones que se salían de su perfecto peinado. Solo ella podía ver esos defectos imaginarios.

—Mishell, te dije que alisaras tu cabello —escuché el susurro de Elizabeth... Suspiré agobiada, ¿Por qué no podía hacer oídos sordos a los murmullos de los demás?—. Hay ejecutivos importantes en esta reunión.

—Y todos con anillo en el dedo —repuse con sarcasmo, mirando de reojo a los trajes y corbatas que nos esperaban. Elizabeth me lanzó una mirada de furia.

Bajo el peso de un silencio tenso, la mirada de la esposa de mi padre recorrió mi ropa con desaprobación. Le devolví una sonrisa burlona, mientras me cubría la cabeza con la capucha de mi abrigo. No iba a dejar que me hiciera sentir inferior.                                                                                      

Si hoy iba vestida así, era por su culpa. Ella fue la que mandó a la lavandería mi ropa en vez de la de su hija, por un supuesto error. ¡Ja! Sabía que lo hizo a propósito, para fastidiarme, para que me rebelara contra ella y mi padre se enfadara más conmigo —si eso era posible—, pero no iba a darle ese gusto.

El ruido de los socios entrando a la sala me distrajo, sobre todo cuando vi a Belu, mi ex novio y empleado de mi padre, saludándolos y acomodándolos en sus asientos. Lo seguí con la mirada, frunciendo el ceño, y sentí que mi ira crecía al ver que él me esquivaba, como si fuera un preso acorralado.

—mi padre comenzó con su discurso habitual, una vez que todos se sentaron en la mesa. Belu se fue rápido y yo me limité a ignorar los halagos que mi padre hacía sobre su concesionaria de coches. Aunque quería borrarlo de mi mente, no podía dejar de pensar en cómo terminó mi breve romance con Belu, antes de que empezara del todo.

«No eres tu, soy yo, Amy» Recordé sus palabras al terminar con lo nuestro. «Mereces algo mejor que yo»

Y no necesitaba de mucha información para saber las razones por las que Belu se alejó de mí: Danes Martins. Mi controlador padre.

La imagen de aquel muchacho que me encantaba regresó a mi cabeza, con su deslumbrante piel morena, ojos almendrados que, destacaban bajo sus cejas gruesas ese bonito color marrón en su mirada... Él estaba muy cerca de ser el hombre ideal para mí, si no fuese un completo cobarde dejándose acorralar por papá.

—En un momento tendrán el plan de este mes en sus manos —las palabras de mi padre fueron cumplidas en cuánto Belu, que llevaba carpetas negras en sus manos empezó a entregarlas a cada uno de los miembros de la mesa—. El señor Becker Luir, director de ventas, ha diseñado nuevos puntos de ventas.

¿Director de ventas? Pero si hace un mes solo era un empleado temporal.

—¿Qué demonios...? —susurré incrédula.

—Puedo explicarlo —Belu mencionó entre dientes al mismo tiempo que me entregaba una  de las carpetas.

—¡INCREÍBLE! —Miré a mi padre, quien sonriente me observaba.

—Estoy de acuerdo señorita Martins, es un plan muy bueno —uno de los socios me interrumpió con su tono frío como el acero y tuve que esforzarme para no hacer una mueca.

Miénteme otra vez [PARTE 1] | BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora