18. Una cita

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Cinco horas después...

Ni siquiera podía conducir, me sudaban las manos al ver que la dirección que mi hermana me había enviado estaba más cerca de lo que parecía.
Invocándola con el pensamiento, mi móvil sonó, era Romina.

—¿Camisa azul? —Preguntó.

—Si.

—¿Te cubriste un poco los golpes?

—No —¿de dónde demonios sacaría esos ungüentos para cubrirme los golpes?

—Bueno, da igual —suspiró—. Steven... No la cagues, Amy parece buena niña.

Colgué siendo prisionero de los nervios.
¡Por supuesto que Amy era una buena mujer! No merecía que la involucrara en mi historia con Eker...

Apenas llegué al restaurante detuve el coche y me estacioné para entrar al lugar.

La atención hogareña con la que me recibieron fue agradable, me senté en la mesa reservada, y mientras esperaba no dejaba de pensarla...

—Hola Miley, me alegra verte —la voz que reconocí enseguida llamó mi atención.

Levanté la mirada y mi deslumbrante tormento estaba ahí, en la recepción del restaurante. Llevaba un vestido rojo que le llegaba un poco más arriba de la rodilla, tenía tirantes y un escote en v que resaltaba sus preciosas curvas. Estaba preciosa. Mi fascinación por ella fue más allá de lo sexual.

—Amy, que hermosa estás —la saludó la misma mujer que me recibió antes y estaba totalmente de acuerdo con ella—. Tu invitado te está esperando.

Cuando me percaté que me observaban mi corazón se detuvo, Amy frunció el ceño al verme. Volvió su mirada a la mujer con la que parecía cercana y le sonrió antes de caminar hacia mí.

Tan preciosa como descarada se acercaba a mí, me sentí extasiado al ver como sus caderas se contorneaban, caminaba confiada, luciendo sus preciosas piernas. Estaba derritiéndome ante esa mujer y cuando la tuve enfrente removí mis hombros.

Me encontraba nervioso por su presencia e igual de fascinado.

—¿Tu qué haces aquí? —Su tono fue neutro.

—Estás preciosa —la respiración no pudo irme más acelerada. Ella se veía confundida y enojada por lo que proseguí—. Aunque esto lo organizaron mi hermana, madre y Rach me gustaría que te quedes, necesito hablar contigo por favor.

Me puse de pie para tomar su silla pero ella se apresuró sentándose e hice lo mismo.

—¿Terminaremos la conversación o mágicamente desaparecerás? —Su comentario estaba cargado de reproche y sus ojos llenos de incertidumbre se dirigieron a mi boca—. ¿Alguien se me adelantó?

Preguntó y su boca se curvó en una sonrisa.
Joder... Aquel gesto me desarmó. Ella era preciosa, su rostro, sus labios y yo había sido tan afortunado de tenerla.

¿Cómo iba a ser capaz de dejarla ir sin luchar por ella?

—Disculpen... ¿Necesitan más tiempo para ordenar? —Preguntó amable la misma mujer de antes.

—No te preocupes —habló Amy sin molestarse en mirar la carta—, Me recomendaron el nuevo menú, así que me encantaría probar esa lasaña de verduras.

Me sentí perdido.
¿Estábamos en un restaurante vegetariano? ¿Amy era vegetariana? Eso no se encontraba en la investigación que Eker envió.

—¿Belu? —Amy asintió sonriente—, Sí, le encantó el nuevo menú —¿Y el jodido Becker también era vegetariano? ¿A ese tipo tenía que verlo hasta en la sopa... o en la jodida lasaña?— Señor, ¿Lo mismo para usted?

Miénteme otra vez [PARTE 1] | BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora