Amy Martins:
—Te quiero —observé el rostro de mi mejor amiga y durante un segundo vi otra cara, un rostro fuerte, masculino y cínico que había dicho esas mismas palabras—. Me bajaré aquí, Am, avísame cuando llegues a tu casa.
—Está no es su parada, señorita —insinué con picardía. Rach se ruborizó y la abracé al saber que dirección tomaría—. Te quiero más. Cuídate.
Mi mejor amiga se despidió con una sonrisa que mostraba sus dientes y tal como lo había anunciado bajó del bus a una cuadra de la casa de Mark.
Aun quedaban varios estudiantes por bajarse y a medida que pasaron los minutos el bus iba quedando más vacío, Rach desde su nido de amor intentó animarme, al parecer también se encontraba sola y a la espera de su novio, no fue hasta un lento y molesto recorrido de cincuenta minutos que mi turno llegó.
Animada por llegar a casa, después del corto viaje de la universidad que tuvimos, me puse de pie tomando mi maleta, agradecí al conductor por dejarme cerca.
Apenas el bus se desplazó a la derecha dejó libre la vista hacia al otro lado de la calle y al hombre que apoyado en el carro de su hermano me sonreía.
—Aún puedo caminar ¿Quién lo diría? —comentó en tono alto e irónico mientras cruzaba la calle, acercándose. Solté una pequeña risa ante su acusación, me excedí, actué por la rabia e impulso—. Tú y yo, vamos a hablar.
—No hay nada de qué hablar.
Realmente ya no deseaba más acertijos de su parte, no quería más confesiones que me provocaran celos o que calaran en lo mas profundo de mí corazón. «Te quiero» sus palabras se repitieron en mi cabeza. Sonaba tan sincero, pero no podía creer en él.
El juego se nos había ido de las manos.
La incertidumbre y nuestros sentimientos se volvieron aliados.—Hay mucho de que hablar, y tendremos toda la tarde para hacerlo, mono.
Nos miramos desafiándonos el uno al otro... De repente Steven se agachó tomándome de los muslos, levantándome sin tener noción en qué momento empezó a cargarme sobre sus hombros.
—Suéltame —grité—. Hay tantas cámaras aquí, voy a demandarte.
Su carcajada fue tan vivaz como si mi comentario haya sido un chiste, continuó sujetándome con fuerza con un brazo alrededor de los muslos.
—Oh, mira justo una nos enfoca, sonríe a la cámara mono, para tu demanda —dio una palmada a mi trasero—, viernes, cuatro de la tarde, pelea de parejas.
—¡Bájame! —grité palmeando sus glúteos de la misma manera y sin darle importancia a mi petición tomó la maleta para cruzar la calle. Me sentí mareada.
Tan osado como solo Steven Harvet podía ser, dejó la maleta en el suelo y en medio de una lucha de fuerzas entré al coche, varias personas pasaron por el lugar, solo bastaban palabras de amor por parte de Steven para que los demás pensaran que se trataba de una pelea de parejas y se marcharan sonriendo, la puerta inmediatamente se cerró activándose el seguro.
A través del vidrio le mostré el dedo medio de mi mano en un gesto vulgar aunque probablemente era en vano, estaba segura que no podia verme.
—Respira Amy —supliqué para mis adentros, acomodándome en el asiento, Steven tomó la maleta llevándola a la cajuela—. Matar es un delito, Amy.
Cerré los ojos, rogando por paciencia.
—Enojada te ves tan sexy —comentó apenas escuché que entraba al coche. Lo ignoré y pude oírlo suspirar—. Discúlpame por tener que forzar esta conversación. Pero Dios... Eres tan testaruda.
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Miénteme otra vez [PARTE 1] | BORRADOR
RomantizmPor error, Amy conocerá a Steven Harvet... El gemelo del hombre al que ella deseaba enfrentarse. *** Historia de romance, humor y drama. Pd: Esto es un borrador de la historia.