Amy Martins:
—Imbécil, imbécil, imbécil.
Hablé llevándome las manos a la cabeza e insistí, como las horas anteriores, alejarlo de mi mente.
Y para mí, que nada era imposible, borrarlo de mi memoria lo era.A continuación, suspiré, cansada de tener que lidiar con un insomnio provocado por una persona que, poca importancia tenía en mi vida.
Inútilmente, volví a cerrar los ojos, obligándome a dormir. «Háblame de lo cretino que soy. Vamos, recuérdatelo» Aquella gélida voz grave que susurró en mi oído, me estremeció. Mi mente se llenó de sus manos acariciándome. Excitada y con la respiración acelerada, me arqueé sobre la cama. Abrí las piernas exigiéndole a su imagen más.«Eso es, Amy, disfruta.
Tanto que, cuando me odies, no olvides recordarme entre tus piernas, entre la humedad de tus deseos» Volví a escucharlo. Lo sentí tan cerca, tan real. Y obedeciendo a los caprichos de mi piel, lo recordé; con su lengua él recorría mi intimidad, mientras, yo llevé las manos por debajo de la camisa y amasé mis pechos.En ese instante, disfruté su invasión a mis pensamientos, ansiosa, moví las caderas. Mis ojos se mantuvieron cerrados y su imagen tan viva en mí.
Dejándome llevar, bajé una mano hasta mi abdomen, reviviendo con mis dedos el paso de su recuerdo, hasta llegar a ahí, a ese rincón húmedo que lo recordaba y deseaba.
Con movimientos circulares, lentos, sutiles, empecé a acariciarme. ¡Que placer...totalmente embriagador!Esclava de su perversidad y la mía, deslicé los dedos por mi sexo, hasta introducir uno en mi interior, gemí, aferrada al recuerdo de su ávido cuerpo, tomándome. Moví las caderas, entrando y saliendo de mí, una y otra vez.
—Sí —jadeé, y añadiendo un segundo dedo. Todo dentro de mi ser se estremeció de pasión, sintiendo a aquel cretino, aún más cerca. ¡Lo odiaba, lo odiaba!
Callándome su nombre, continué con mis constantes movimientos, y aún en medio de la ensoñación, abrí los ojos.
Entonces lo vi.
Sus ojos esmeraldas, se clavaron en los míos.Sentir su cuerpo encima del mío, tomándome con desesperación, mientras llevaba su boca a mi cuello, me aproximó al éxtasis, en el que me rendí a su voluntad, en un intenso orgasmo; uno que empezó en mi imaginación y terminó derramándose entre mis piernas.
***
—Oh por Dios. ¡Oh mi Dios! —tapando mi boca, envuelta en una toalla de tela y vergüenza, reflexioné.
No. No existían duchas que limpiaran la culpa. ¡Me he tocado pensando en ese idiota! En Steven Harvet, el chulo de catálogo que hace poco no quería volver a ver en la vida.
Sentí mis mejillas arder y con más presión me cubrí la boca. «Cuando me odies, no olvides recordarme entre tus piernas, entre la humedad de tus deseos» La sangre se me subió a la cabeza al recordarlo..., ¡otra vez!
Cuando me vestía, mi conciencia —que estaba igual de sucia que mis actos anteriores— me traicionó, apenas el móvil sonó, pegué un salto. El corazón me latió desenfrenado al imaginar que el destinatario de ese mensaje era el mismo hombre que con su imagen, me había regalado, aún en la soledad de mi habitación, uno de los orgasmos más intensos.
Inmediatamente, volteé hacia la pequeña mesita de noche, y pude observar la notificación en la pantalla.
Belu.
«Hola, bonita. ¿Qué haces?
Te escribía para recordarte que mañana es el cumpleaños de Lucah. Iré a verlo en la mañana. ¿Te apuntas?»—Coño. El cumpleaños de Lucah, lo había olvidado por completo —renegando por mi poca organización, tomé el móvil y decidí confirmar a Belu nuestra visita a Tori y a su hijo.
ESTÁS LEYENDO
Miénteme otra vez [PARTE 1] | BORRADOR
RomansaPor error, Amy conocerá a Steven Harvet... El gemelo del hombre al que ella deseaba enfrentarse. *** Historia de romance, humor y drama. Pd: Esto es un borrador de la historia.