26. Con amor, ER.

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Amy Martins:

¿Rach, mamá Lombardo dónde están?
Fueron las únicas y últimas palabras que recordaba de mi sueño antes de despertar.

Mi extremidades suplicaron por estirarse pero el hombre abrazado a mi cuerpo me lo impedía, no deseaba despertarlo sin embargo los pequeños rayos de sol que se filtraban por mi ventana indicaban que ya había amanecido y Steven tenía que marcharse antes de que mi padre lo viera.

Fui incapaz de negarme cuando lo vi escalar por mi ventana con la intención de dormir juntos como lo habíamos estado haciendo todas las semanas anteriores.
«Mi cama y mi cuerpo se sienten vacíos sin ti» Confesó y para ser justos yo también empezaba a acostumbrarme a dormir en su compañía.

Lo observé, lucía tan relajado, mi nuca descansaba plácidamente por encima de su bíceps, mientras con su otro brazo me abrazaba por la cintura.

—Buenos días, futura esposa —ronroneó Steven aún adormilado.

Solté una pequeña risa, al recordar nuestro plan para animar a Eker hablar del caso y tener más tiempo para resolver la situación de Alex. Resultó siendo un éxito, él estaría cumpliendo su ultimas horas de condena y el juicio se retomaría con nuestro testigo principal presente.

Sin embargo, se nos había ido de las manos, la noticia circulaba por algunos medios e incluso la hermana de Steven llamó emocionada y sus padres que estaban de viajen también lograron enterarse.

—Si le mencionan a mi padre te vieron aquí, lo que seré es una futura viuda —comenté entre risas intentado alejarme pero su cuerpo se negó a dejarme hacerlo.

Sin separarnos rodamos por la cama hasta Steven quedar encima de mí, sus manos tomaron mis muñecas dejándola más arriba de mi cabeza, sonrió a punto de hablar pero la inesperada interrupción de la puerta nos paralizó.

—¡Ah! Ay un hombre desnudo en la cama de Amy —gritó Chloe, mi pequeña e inoportuna prima—. Y la está golpeando.

Me eché a reír.

—No, no —Steven saltó de la cama e intentó acercársele a la niña—. No estoy desnudo.

Pero si estaba solo en bóxer, al percatarse de ello tomó una almohada intentando cubrir su torso y muslos.

—Chloe, no deberías entrar así —me puse de pie y cerré la puerta de la habitación.

La misma que no tardó en ser golpeada por mi tía.

—Mierda —susurró Steven.

—Dijo malas palabras —gritó nuevamente mi prima.

—¿Amy. Qué está pasando? —Inquirió ella— ¿Estás con Chloe?

—Y con —Intentó añadir ella pero me acerqué para cubrir su boca.

—Y con ganas de desayunar —terminé por ella—. Ahora vamos.

La aprobación de mi tía se escuchó detrás de la puerta, miré a la niña que estaba con los brazos cruzados.

—A tío Danes no le gustará lo que le contaré —amenazó divertida—. Si tan solo tuviese diez dólares para comprar unos helados.

Miénteme otra vez [PARTE 1] | BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora