CAPITULO 10

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Ichigo apretaba con fuerza la nota con la que Rukia lo había sorprendido,esa mañana.

Después de cumplir en una sola noche todos y cada uno de los calenturientos sueños que había tenido durante meses con ella, lo que menos esperaba era encontrarse con algo tan insultante como eso al lado de su almohada.

Cuando abrió los ojos y vio el lecho vacío, en un principio pensó que estaría en otra estancia, así que holgazaneó un poco. Pero en el momento en que volvió la cabeza sobre su mullida almohada, se percató del arrugado contrato del que aún no se había deshecho. Lo cogió decidido a romperlo en mil pedazos cuando vio la firma de Rukia Kuchiki, que además se burlaba de él en un post-it que jamás debería haber escrito. Al leerla pensó lo tonto que había sido al creer que aquella mujer podía llegar a ser dulce o amorosa.

En la nota había una frase que, aunque pudiera parecer alentadora en otras circunstancias, no cabía duda de que era un escarnio en aquéllas:

«NECESITAS MEJORAR», decía, escrito con chillonas letras rojas y puntuando su actuación de la pasada noche con un sonriente tres.

Cuando se percató de que ella se había ido dejándolo allí abandonado, Ichigo se enfureció, sin caer en la cuenta de que eso mismo era lo que él había hecho con muchas de sus amantes. Aunque de una forma un tanto más sutil, tras regalos de rosas y diamantes, no con una ultrajante nota que sólo podía hacerle desear vengarse.

¡Como que se llamaba Ichigo que Rukia volvería a estar en su cama! ¡Y no dejaría descansar a esa provocadora hasta que rogara clemencia una y otra vez!

Sabía que lo de la puntuación era otro de sus traicioneros ataques para que acabara odiándola, pero uno para el que no estaba preparado después de una placentera noche de sexo. Sin embargo, ya sabía que con una mujer como ella nunca se podía bajar la guardia del todo.

Tras darse una larga ducha y tomar un solitario desayuno, decidió ir a buscarla y hacerle tragar el ofensivo papel. La nota, que llevaba arrugada en la mano, sólo conseguía enfurecerlo más a cada paso que daba, y no mejoró nada su humor encontrarse con el famoso Renji, para quien Rukia tenía tantas alabanzas. Un hombre que ella había insinuado que era su amante la noche anterior, justo antes de caer en sus brazos, alguien que siempre tenía una sonrisa para Rukia y que no se despegaba de ella, un hombre al que él le iba a partir la cara como siguiera sonriéndole como lo estaba haciendo en esos instantes.

Cuando Ichigo entró en la tienda, no tuvo ojos para otra cosa que no fuera su objetivo, la mujer que permanecía plácidamente sentada tras su mostrador, disfrutando de un café y sin inmutarse ante nada. Más aún: su presencia parecía traerle sin cuidado.

—¿Me puedes explicar qué es esto? —gritó Ichigo, furioso, soltando con brusquedad el papel que le estaba quemando las manos.

—Una nota de despedida —respondió Rukia, tras dedicarle una simple mirada y continuar tranquilamente con su café.

—¿Cómo que una nota de despedida? ¡Aquí no hay escrito un «Hasta luego» o un «Buenos días»! ¡Ni siquiera un número de teléfono! ¡Solamente un tres y una humillante frase!

—Creía que los bombones y las flores eran cosa tuya. Si llego a saber que te pondrías así, en el bolso llevaba una chocolatina...

—Rukia, no me hagas perder la poca paciencia que me queda — amenazó Ichigo, dirigiéndole una iracunda mirada.

—¿Qué quieres saber? Pasamos una noche juntos, que estuvo bastante bien, pero no fue para tanto —comentó Rukia despreocupadamente—. Que conste que si te he concedido un tres ha sido por original e imaginativo.

HASTA QUE EL AMOR NOS SEPARE (adaptación ichiruki )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora