CAPITULO 27

398 43 4
                                    

¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! Todo había salido mal desde el principio.
¿Por qué en lo referente a Rukia siempre me salía todo mal? Cuando quería tener palabras dulces con ella solamente me salían duras recriminaciones; en el momento en que quería tener algún gesto amable, acababa comportándome como un tirano, y en esos instantes en los que solamente había querido demostrarle cómo me sentía cada vez que ella cedía ante los encantos de mi hermano, nada más había conseguido alejarla de mi lado y acercarla a los brazos de kaien .
Ahora, mientras éste se marchaba con una hermosa mujer un tanto resentida conmigo, yo tenía que aguantar los desvaríos de una modelo que no quería otra cosa que hacerse un sitio en mi cama y en mi adinerado bolsillo.
Sin duda alguna, esa noche había salido perdiendo con mi acompañante, de la que ahora no podía deshacerme tan fácilmente como había pensado en un principio. Enfadado, y aún molesto por cómo había finalizado el evento, me dirigí con ligereza hacia la salida, sin prestar demasiada atención a las excusas de Judith, que únicamente quería alargar la diversión de la noche porque sabía que su espléndida muestra de encantos no servían de nada con un hombre enamorado.
—¿No es ésa la chica de antes? —señaló la modelo, con su chillona
voz, mientras pasábamos junto a un hermoso retrato de una joven paseando por la orilla de una preciosa playa.
—¡Qué demonios! —exclamé, observando por primera vez con
atención el arte de mi hermano.
—¿No es maravilloso, señor? El contraste del turbulento paisaje con la serenidad de la mujer —comentó animadamente el responsable de la
exposición, alabando a sus artistas.
Contemplé detenidamente el cuadro, dándome cuenta de que, sin duda,
la involuntaria modelo era Rukia .
—¡Quiero ese cuadro y lo quiero ya! —dije, molesto porque otra persona que no fuera yo disfrutara con la hermosa sonrisa de mi amada Rukia .
—Cuando termine la exposición se lo embalaremos y llevaremos a...
—¡No! ¡Lo quiero ahora! ¡Lo quiero ya descolgado de esa pared, y no
me importa lo que tenga que pagar por ello!
—Bueno, señor —dudó el comisario de la exposición—. No sé si ahora
podremos hacer eso. Además, a los artistas se les ha prometido exponer
hasta que finalice el evento...
—¡Pagaré el triple de su valor! —declaré, acallando sus protestas.
—Lo descolgaremos de inmediato —cedió el hombre, tras verme sacar
un cheque en blanco a la espera de escribir una cifra en él.
En el mismo momento en que dos hombres con el uniforme de la
galería descolgaban el cuadro de Rukia de la pared, recordé la persistente devoción de kaien por su musa.
—¿Hay más cuadros en los que se retrate a esta modelo? —pregunté,
bastante interesado en la respuesta.
—Cinco, señor —anunció el comisario, frotándose las manos.
—¡Los quiero todos y quiero llevármelos ahora! —ordené, deseando evitar que todos los hombres que había allí contemplaran a mi bella Rukia .
—Pero ¡Ichigo ! Si metes todos esos cuadros en tu coche, yo no cabré...—se quejó mi acompañante, dedicándome uno de sus sensuales pucheros.
—Tienes razón, Judith —contesté despreocupadamente, mientras ella
sonreía satisfecha por haber conseguido una victoria—. ¿Sería tan amable de llamar un taxi para la señorita? —pedí ante su sorpresa, apartándola de mi lado con bastante frialdad.
Cuando todos los cuadros estuvieron colocados en mi coche,convirtiendo a kaien en un artista bastante más rico, me pregunté por qué narices había abandonado a una hermosa modelo para pasar la noche en la solitaria compañía de unos retratos. Tras mirar una última vez la hermosa sonrisa de Rukia en el lienzo, obtuve la respuesta sin ninguna sombra de duda: la sonrisa de la persona que amaba siempre llenaría mucho mejor mi
corazón que las vacías caricias de otra mujer.
Cuando se aproximaba el treinta y uno de octubre, todos los establecimientos del distrito comercial celebraban una pequeña feria de Halloween. A cada uno se le asignaba un tenderete y una función que cumplir. Las ganancias que se conseguían iban a parar a una asociación benéfica, y al comercio que más ventas obtuviera se lo premiaba con una placa conmemorativa, que podían colocar junto al número de su local.
Ese año, el encargado de organizar el evento era el Comité de las Cotorras, por lo que la invitación de Love Dead se extravió en varias ocasiones. Tras llamar una docena de veces, reclamando su puesto en la feria, Rukia decidió enfrentarse con el problema, hablando con la rolliza
presidenta del Comité, que en esos instantes visitaba el local de Ichigo junto a su melosa hija. Con paso firme y decidido, Rukia cruzó hacia la acera de enfrente y entró en Eros.
—¿Por qué no se me ha asignado todavía ningún puesto? —preguntó,
tras entrar por la puerta, sin molestarse siquiera en saludar a tan
desagradables personas.
—Perdona, querida, pero como te dije por teléfono, la invitación se habrá extraviado por el camino —contestó condescendiente la señora Leistone.
—Bien, ¡pues como estoy harta de sus evasivas, no me separaré de usted hasta que averigüe el número de mi maldito tenderete!
—Lo siento, querida, ¿no te han llamado explicándote la situación? — intervino senna —. Este año ha habido muchos recortes, así que hemos tenido que quitar algunos puestos, y como tu carta de adjudicación se había ñ perdido, nos hemos quedado sin sitio para ti y tu tienda. Tal vez el año que viene... —la consoló la joven, falsamente apenada.
—Como se trata de un evento benéfico, puedo participar aunque no tenga puesto, ¿verdad? —preguntó Rukia , decidida a no ser dejada de lado.
—¡Oh, claro! —respondió la señora leistone —. Pero no sé cómo lo vas a hacer, pues todos los espacios disponibles de la plaza central ya están ocupados. Y no hay ningún trabajo que os pueda asignar a ti y a tu equipo que no sea el de la limpieza.
—¡Usted preocúpese de darme un maldito número, que los míos y yo
nos ocuparemos del resto!
—¿Te parece bien el trece? —sugirió Amelia.
—Me parece perfecto para lo que tengo en mente. —Rukia sonrió
audazmente ante la presidenta del Comité, mientras recogía su formulario para el evento con el número adjudicado.
—Si necesitas ayuda... —se brindó Ichigo , intentando de nuevo hacer las paces con ella.
—No te preocupes, Ichigo . Tengo el número de kaien en marcación
rápida. Tú estás demasiado ocupado... Esta vez con una rubia —concluyó Ruki , dándoles la espalda y alejándose con decisión de aquel grupo de idiotas..

HASTA QUE EL AMOR NOS SEPARE (adaptación ichiruki )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora