—Vamos de nuevo —resoplo hacia el techo, Hunter está sentado a mi lado en el suelo recostado de la pared.
—Estoy cansado —lloriquea pataleando contra el suelo—. Ya duramos demasiado.
—Han sido diez minutos, Hunter.
—¡¿Te parece poco?!—No puedes salir mal en ese examen —reprendo yo mordiendo el borrador del lápiz, sus apuntes son una basura, apenas pone la fecha.
—Sí que puedo.
Me arrebata la libreta y la aleja de nosotros con asco, lo mismo hace con mi lápiz y enseguida recuesta su cabeza en mis piernas como un malcriado. Bufo cuando dirige mi mano a su cabeza para acariciarle el cabello.
Ruedo los ojos con molestia y lo hago de todas formas.
—Te gustan los regaños, ¿no? —cuestiono mirando al techo.
—No, pero sí más que las matemáticas. En realidad no sé a quién saliste, ninguno de nuestros padres es fan de los números.
—¿Y es que tengo genes de los dos? —río. Lo más seguro es que haya sacado algo de el vientre alquilado que me trajo al mundo.
—Buen punto —cierra los ojos, cuando paso mas de dos minutos acariciándole la cabeza le da mucho sueño—. Harriet... ¿Haz notado que Caleb está muy... cercano contigo?Frunzo el ceño. Sí, es cierto, me agrada su lado amigable. Hemos hablado las últimas semanas y nos hemos hecho muy cercanos, he conocido un lado suyo que no todos han podido conocer, él es un buen chico.
—Pues... sí. Pero, ¿a que cercanía te refieres exactamente?
—Le gustas.
Eso sonó tan... duro. Odia decirlo, se le nota, pero no comprendo. Caleb es buen chico, de igual forma, sí yo le gustara no sería tan malo.
—¿Eso es algo malo? —cuestiono con una mueca.
—Lo es sí también te gusta —espeta sentándose de nuevo, me mira con tanta seriedad que la idea de que Caleb no sea tan bueno después de todo se aparece en mi cabeza. No hay otra razón para ponerse así—. No dices nada, ¿te gusta, Harriet?
—¿Y qué sí es así? —murmuro.Está cerca de mi rostro, está intimidandome un poco pero aún así no quiero alejarme. No sé sí sienta algo por Caleb, pero no me gusta ese tono de Hunter. Él tuvo sexo con una rusa, no tiene derecho a celarme de un chico promedio con linda sonrisa.
—No sabes nada de él, y... tú no sabes lo que las personas podrían buscar de tí —murmura con preocupación—. Quieres fingir que lo sabes todo pero eres muy inocente aún, los chicos sólo buscan una cosa de las chicas inocentes y hermosas como tú.
—¿Chicos como tú? —eso salió solo, pero no importa, sí el puede hacer el desastre que quiera tal vez... yo también—. No tienes derecho, Hunter.
—Lo tengo. Soy tu... hermano —dice entre dientes—. Y tengo que protegerte de todo... y todos.
—Tal vez ya sea tiempo de cuidarme sola.
Y es entonces cuando me levanto y lo dejo sólo en su habitación, no quiero decir nada que nos haga molestar a ambos, por primera vez. Siento algo extraño, y eso me frustra tanto. He tenido tan poca experiencia con las emociones que ni siquiera sé diferenciarlas y pienso que todo es 'extraño'
Al día siguiente no me molesté en preguntarle sí recordaba algo de lo poco que estudiamos, sé cual es la respuesta, espero que prepare su trasero por lo duro que le darán en el examen.
Cuando el timbre suena y podemos salir a comer, Caleb y yo nos sentamos primero que los demás, estuvo desde la mañana contándome sobre la primera vez que se embriagó.
ESTÁS LEYENDO
El secreto de los Dallas.
Teen FictionCualquiera diría que ser hija de una pareja homosexual en medio de Minnesota es el sueño, pero no cuando son dos sobreprotectores que te tienen bajo su lupa las veinticuatro horas, al menos es lo que se repite Harriet a diario. Su vida está restrin...