Por si fuera poco mis hotcakes se quemaron. Así que mis padres y yo estamos reunidos con Karen, mi... hermana (esta vez con conexión sanguínea incluida) en medio del humo de la cocina.
Mi padre amablemente hizo café, igual tuve que vigilarlo por si le ponía veneno o le escupía, solo por si acaso.
Y aquí estamos. En medio de humo de hotcakes y un silencio incómodo.
—¿Harriet y Matt duermen? —me pregunta mi padre en un susurro.
Asiento con un sí, de igual forma.
Papá no quiere ni ver a mi padre a los ojos, yo no sé como sentirme con esto. El amor de mis padres para mi ha sido un modelo de como una relación debe ser, honesta, real, pura. Pero ahora creo que hasta los más enamorados tienen días como este, días oscuros. No se me ocurre una forma de justificar a papá, tampoco voy a intentar hacerlo.
Nos debe una explicación a todos.
—Yo... —Karen, quien nos mira con un montón de emociones mezcladas, no sabe como empezar—. Solo quería conocerlo.
Volteamos a ver a papá, él está tenso y en una especie de trance.
No cabe duda de que mi padre quiere arrancarle la cabeza a papá, pero es una situación complicada en la que nadie sabe si dejar que ella nos explique, o que lo haga él, ¡o hablar directamente del hecho de que mi jodido papá tuvo una aventura con una mujer siendo nosotros unos bebés!
—Creo que alguien debería empezar a hablar rápido —farfullo.
Miramos a papá al mismo tiempo. Él baja la cabeza y da pasos lentos hasta llegar a Karen y sentarse con ella.
La veo tensarse cuando sus ojos conectan con los de él, nerviosamente busca algo en su bolso y saca una carpeta marrón con papeles para dársela.
—Mi certificado de nacimiento... tengo el apellido de mi mamá, nunca me habló de ti, sin importar cuanto preguntara... Tuve que descubrirlo yo misma contactando con sus amigos de cuando estaba en la universidad, entonces me hablaron de ti.
Me reprimo para no soltar un resueño y cubrir mi boca, esto realmente está pasando.
—¿Owen? —mi padre ya no puede aguantar más el cólera y la indignación, así se dirige a él con el entrecejo fruncido—. ¿Podrías decir algo? ¿Como pasó todo esto? Porque tenemos otros dos hijos arriba que no tienen idea de que está pasando y sí llegan a saberlo no sé que mierda les podría decir ¡Ya que no nos explicas nada!
Él tiene un buen punto.
—¡Estaba confundido! —exclama él entonces—. Nuestros padres nos dieron la espalda y sentía que mi único lugar en el mundo eras tú, tenia miedo, no podía depender así de ti —su voz esta hecha añicos—. Creí que también me gustaban las chicas en ese entonces, pensé en la posibilidad de sentir algo por una, al menos una mínima atracción.
—¡Ah, claro! —mi padre ríe con amargura—. ¡Ahora entiendo! Luego de que nos corrieran de nuestras casas y de que ya habíamos mandado todo a la mierda por nuestra relación se te ocurrió la brillante idea de «intentar» remediar todo. ¡¿No es así?! Volver con tus padres, recuperar tu vida, ¡y dejarme a mi tirado como sí mi sacrificio por ti no fuera nada!
—¡No sabía que hacer! —le responde poniéndose bruscamente de pie—. ¡Eso fue hace mucho, entré en razón! Fue algo tan corto y estúpido que no quise decírtelo porque arruinaría todo. Quería estar contigo.
—¡Fui tu maldito comodín! —cuando mi padre grita mi mirada se va al pasillo por recordar que Harriet y en especial Matt aún duermen—. ¡Si resultaba tu asquerosa prueba te irías, pero sí no era así ya tenias un idiota con quien volver!
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El secreto de los Dallas.
Novela JuvenilCualquiera diría que ser hija de una pareja homosexual en medio de Minnesota es el sueño, pero no cuando son dos sobreprotectores que te tienen bajo su lupa las veinticuatro horas, al menos es lo que se repite Harriet a diario. Su vida está restrin...