4|Cero pudor.

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Esto es una mierda, todo es una mierda. Odio a todo y todos los habitantes de la tierra, odio el agua con la que me estoy duchando por ser tan fría y el olor del jabón por no durar mas de dos horas en mi piel. Y principalmente, me odio por tener dos padres tan extremistas, ¡todo en la vida está mal!

—¿Ya estas bien?

Y odio a Hunter por no tener nada de pudor hacia mí.

—¡¿Qué te sucede, Hunter?! ¡Estoy duchándome! —grito furica llevando mis manos a lo que serían mis senos, claro si tuviese mucho—. ¡Vete, demonios!

—¿Estas mejor o no? —me desespera su calmada y natural actitud, ¡estoy desnuda frente a él!

—¡No sé, vete! ¡Vete! —lo único que encuentro a mi alcance es el champú y lo arrojo a la cara de mi hermano para que deje de invadir mi espacio.

Se queja con el golpe y retrocede dándome tiempo de cerrar el cristal del baño, gracias a Dios no es transparente porque sería la cereza de mi miserable pastel.

—¡No seas dramática! —reclama a través del cristal, muero de vergüenza.

—¿Dramática? ¡Estoy desnuda y en la ducha! ¿En que parte estoy siendo dramática? —chillo sin dejar de cubrir mis senos, como sí aún pudiese verme.

—¡No es nada que no haya visto! —responde. Tal vez sea cierto, inevitablemente nos hemos visto antes, pero no quita que esté avergonzada.

—¿Qué es lo que quieres? —gruño una vez que estoy mas pasiva.

—Saber sí ya bajaste tu estado de asesina maniática.

—¡Estoy tranquila! —tomo un respiro, luego bufo—. Estoy. Tranquila. ¿Ok?, ahora fuera de aquí, ¿quieres?.

—Nop, no estás tranquila aún —escucho el ruido de la tapa del inodoro—. Estaré aquí sentado hasta que realmente lo estés.

Idiota, mil veces.

—¿No tienes nada mejor que hacer qué perturbar mi paz? —cuestiono lavando mi cabello.

—Siempre dices eso, y por sí no lo has notado, la menos pacífica aquí eres tu. Gritona.

Entre bufidos lo único que logro hacer es aceptar mi derrota y terminar de bañarme, cuando saco mi brazo de la ducha para buscar mi toalla descubro que Hunter lo tiene en sus manos y lo aleja de mí, ese imbécil. Gritar de histeria es más efectivo para mí así que apenas me la entrega salgo lo más rápido que puedo hasta llegar a mi cuarto. Voy a vengarme por esto, lo prometo.

Arreglar mi cabello es lo único que me queda, gracias al castigo de mis padres no tengo celular, ni laptop, ni puedo ver Game Of Thrones. Al menos puedo ver series detectivescas pero aún así, esto apesta.

—¿Eres copa C? —sí dice algo más voy a acabar con él.

—Ni siquiera sabes lo que eso significa —espeto sin voltear a verlo, mi cabello está sobre todo mi rostro mientras lo aireo con la secadora.

—Es cierto, pero buscaba un nombre para ellas, ya sabes. Aunque copa C no me gusta, ¿Te parece Geraldine y Samantha?

Está...¿poniéndole nombres a mis senos?

—¡No intentes humanizar mis senos, Hunter! —gruño dejando el secador sobre mi tocador, retiro mi cabello hacia atrás y ésta vez puedo verlo desde el espejo-. Estás insoportable hoy.

—¿Sí?, yo tampoco tengo laptop, Harriet. No veré Game Of Thrones ni ningún otro tipo de pornografía hasta nuevo aviso, lo mejor que puedo hacer para no aburrirme es molestarte —suspira—. Todo por querer ser rebelde.

El secreto de los Dallas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora