once again || huang renjun

once.

Apartó la vista, supongo que porque se dio cuenta de que llevaba un rato mirándome sin hacer nada. Agachó la cabeza un par de segundos, y después la volvió a levantar para mirar a la nada. ¿En qué estaría pensando?

"Bueno, supongo que no me recordarás." dije, y volví la vista a mi taquilla para abrirla. Esperaba que no me pasara lo mismo que a ella y pudiera abrirla sin problemas.

"¿Renjun?" me llamó. ¡Bien, me recordaba!

¿Por qué me emocionaba tanto? No, no debía hacer eso. Ni siquiera era tan emocionante...

"Entonces te acuerdas." dije. "Supongo que no me habrás recordado porque ya no tengo el pelo rojo. ¿Te gusta? Lo teñí hace una semana, antes de llegar." ahora que me había recordado, podía ser un poco más agradable.

Me miró con... ¿odio? Vaya, no me esperaba eso. Esperé a que dijera algo.

"Te recordaba de otra manera." dijo, enfadada. ¿No le había gustado mi nueva forma de ser?

"He cambiado." dije, sin mirarla. "Yo también te recordaba de otra manera."

De alguna manera, sentía que ella ahora tenía la personalidad que yo antes tenía, y viceversa; yo me comportaba como ella.

"Una pena, ¿no?" dijo. Lo dijo sonriendo, pero en realidad se notaba a leguas que estaba fingiendo amabilidad. "Supongo que ya no querrás hablarme." dijo, y se fue.

Me dieron unas ganas enormes de ir tras ella y decirle algo que no hiciera que yo quedara como un estúpido, pero decidí no hacerlo. Decidí quedar mal, y hacérselo pagar después. Quiero decir, es lo que hacen las personas ahora... ¿no?

El timbre sonó y miré en un papel el número de aula al que tenía que ir. En parte estaba emocionado, quizás haría nuevos amigos, pero a la vez asustado por que esos amigos no fueran lo que yo me esperaba. Aún así, caminé con decisión hacia el lugar asignado.

Sin poder evitar temblar un poco, entré en la clase mientras me sentía terriblemente observado. No me extrañaba, pues yo era una cara que nadie conocía. Aunque, quién sabe, si me había encontrado a Yina aquí, podría encontrarme a ese amigo del jardín de infancia que todos tenemos.

Elegí un asiento vacío -lógico, no iba a sentarme encima de alguien- y esperé a que alguien se sentara a mi lado.

"¿Eres nuevo?" escuché a mi lado. Di un pequeño brinco de la impresión. Asentí con la cabeza ante su pregunta. "¿Cuál es tu nombre?"

"Renjun." respondí. El chico me miró extrañado por un par de segundos. Sí, admitía que mi nombre no era fácil de pronunciar. "Renjun." repetí. Qué momento más raro. Comencé a reírme sin querer. El otro chico hizo lo mismo.

"Sí, sí, te entendí a la primera. Es que estaba figurándome cómo será tener otro amigo chino."