ciento tres.

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El timbre sonó y me levanté para salir de clase. La clase había pasado bastante rápido, pues había podido olvidar por un rato aquel estúpido sentimiento que hacía que tuviera cosquillas en el estómago. En realidad, todo lo que hacía que olvidara aquello era bien recibido.

"¿Adónde vas?" preguntó Jaemin, como impidiéndome que saliera de clase.

"A la siguiente clase." dije, de manera obvia.

"¿Es que no quieres esperarme?" habló de una manera que nunca había visto en él. Sonaba bastante prepotente y comenzaba a darme miedo, pero supuse que estaba bromeando.

"No tenemos que ir a la misma clase. Además, he quedado con un amigo para que me acom-"

"Voy a acompañarte yo." sonrió de una manera muy soberbia. Asentí sin saber qué decir. ¿Qué le diría a Renjun? Yo quería hablar con él, pero me daba miedo una posible mala reacción de Jaemin si le negaba lo que me estaba diciendo.

Ambos caminamos hacia la puerta y vi a Renjun apoyado en ella. Lo vi muy sorprendido: Jaemin había vuelto y, lo que era más sorprendente, yo estaba con él. Me miró como preguntándome qué hacía con él, yo sabía que a Renjun no le gustaba ese chico, y mucho menos que yo estuviera con él. A veces me daba la sensación de que Renjun tenía un radar para la gente mala. Me encogí de hombros, respondiendo que no sabía qué hacer, y simplemente caminé con Jaemin a donde quisiera que fuera.

"¿Adónde estamos yendo?" pregunté, extrañada.

"Tú simplemente sígueme."

"No tardes mucho, tengo clase ahora." avisé. No quería que mandaran a mi madre un mensaje de que había faltado a una clase, porque no sabría cómo explicarlo.

"Deja de preocuparte. Las clases no son tan importantes." dijo.

No dije nada y seguimos caminando hasta que dejamos atrás todas las clases. Subimos unas cuantas escaleras hasta llegar a una puerta en la que nunca había estado.

"¿No puedes decirme qué es esto?"

"Preguntas demasiado." abrió la puerta y me encontré con un grupo de personas varios años mayores que nosotros.

"Joder, llevamos un rato esperando." dijo uno de ellos. Aquel ambiente no me gustaba, no parecía gente con la que yo me juntaría. Entonces me entró un poco el pánico cuando, entre todos ellos, vi al chico que me intentó obligar a entrar en aquella habitación de la fiesta, donde vi por última vez a Jaemin.

"Venga hombre, venid." dijo otro de ellos. Pude fijarme en que absolutamente todos y cada uno de ellos tenía un cigarro en la mano, pero no uno cualquiera... aquello no era legal de ninguna manera.

once again || huang renjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora