#4 - El gato negro

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La primera ve que lo vio en medio de la multitud de un bar supo que algo estaba mal. Sus ojos negros llenos de deseo lo arrastraron por toda la pista hasta que sus manos morenas se pasearon por sus caderas sintiendo más y más fuerte el agarre. Esa sensación casi animal lo impacto y dejó que el otro le comiera la boca como si sus labios fuesen un festín.


Su cuello quedó hecho un desastre lleno de moretones y mordidas que en el momento solo lo encendieron más y más. Porque desde el momento que sus ojos se conectaron había sentido ese algo diferente. Esa sensación de deseo infinito que nada terminaría. Tal vez por eso fue con él hacia el baño más cercano y se encerraron en el baño.


El lugar era pequeño y podía sentir ese aroma a deseo y masculinidad del otro que no dejó e alucinarlo. Dejó que el otro rasgara parte de su camiseta y desabotonara sus pantalones de una manera impresionante quedando casi desnudo en pocos segundos. En medio de los besos y esos brazos fuertes sintió como la hombría del otro traspasaba su cuerpo y comenzaba un vaivén de cuerpos totalmente lujuriosos.

Su mente se desconectó y solo podía sentir como llegaba a las estrellas una y otra vez con la música electrónica de fondo y el par de margaritas en su cuerpo que había tomado anteriormente.

No sabe muy bien como fue que todo terminó en su habitación, con el aún vestido, su pollera aún rasgada y su cabeza doliendo horrores.

- Muy buenos días dormilón - Saludó su mejor amigo mientras entraba con un vaso de jugo y unas aspirinas.

- ¿Baek? -

- Si, ¿Acaso me veo diferente? -

- ¿Cómo llegué aquí? - Dijo mientras se sentaba en la cama recibiendo el jugo y tomando su contenido junto a las pastillas que su amigo le había entregado.

- ¿Cómo? No te acuerdas. Tomamos demasiado, te fuiste con un tipo caliente y cuando volviste nos vinimos a casa en un taxi - Sonrío el mayor mientras cruzaba sus brazos, como si esperara alguna respuesta por él.

- En verdad, recuerdo al tipo caliente, pero no me acuerdo de cómo llegué aquí -

- Eso es lo importante Kyunggie. Si quieres dúchate ahora mismo, porque Luhan viene para acá y no quiero que se enoje porque salimos ayer - Sonrío su amigo mientras se sonrojaba y salía de la habitación.

Kyungsoo solo pudo suspirar al ver como el mayor salía casi cantando de su habitación. Algunas veces odiaba lo enamorado que estaba su mejor amigo.

Con parsimonia se levantó tomando una simple muda de ropa en dirección a su baño esperando sacar los restos de su resaca. Ese día tenía que terminar parte del capitulo para entregar a la editorial y si no fuera porque no tenía horarios, tenía planeado pasar casi toda la noche leyendo y escribiendo si era necesario.

Al volver ya vestido a su habitación suspiró al ver el lugar. Desde siempre había adorado su vida, le gustaba la vida tranquila y sin muchos problemas. Y desde que había publicado su primer libro con el seudónimo de Huang Gi había podido vivir una vida tranquila. Compartiendo departamento con su mejor amigo, con la posibilidad de pasear de cafetería a cafetería con su computador o terminar de corregir las cosas con su máquina de escribir.

Al terminar de escribir un par de diálogos pudo escuchar el sonido del timbre y un par de gritos de felicidad. Esa fue la llamada para salir de su habitación, saludar al novio de su amigo, sacar unas galletas de las que traía y volver a su búnker. No tenía ni tiempo ni ganas de pasar viendo a los tórtolos dándose comida o mucho menos besitos debajo de una manta.

88 + 12 = 100 historias de amor (Colección de Drabbles Kaisoo/SooKai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora