Capitulo XXIV

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Me desperté con frío y temblé bajo la sensación helada del ambiente, inmediatamente confundida. ¿No debería estar en mi habitación? La oscuridad bañaba cada rincón de la habitación que no era iluminada por el gran ventanal del observatorio.

Me moví en mi lugar y noté que mi cabeza estaba apoyada sobre las piernas de alguien, abrí los ojos con sorpresa cuando los recuerdos de la noche pasada llegaron a mí. Estaba tan cansada que me había dormido en el salón de Astronomía, con él.

Mantuve silencio, inmóvil, mientras me concentraba en escuchar su respiración. Era pesada y lenta, su mano en mi cabeza no se movía y se sentía cálida en comparación con el frio de la madrugada.

Dudando me moví en mi lugar, levantándome de su regazo intentando no despertarlo, pero inspiro hondo y se movió en su lugar.

- ¿____? – pregunto con voz ronca y somnolienta, logrando generar un cosquilleo en mi espalda.

Me gire a observarlo, sus ojos grises me observaban con los parpados pesados, pestañando lentamente. Sentía mi corazón latir en mi pecho mientras absorbía con la mirada su hermoso rostro, su mandíbula se tensó, pero volvió a relajarse luego de unos segundos. Sentí como me sonrojaba al recordar que había estado llorando y el arrepentimiento me inundo, no debí haber demostrado debilidad ante el.

Sentí los ojos hinchados y ardían al tenerlos abiertos, había llorado demasiado.

Mantuve la mirada fija en él, los delicados rayos de sol que comenzaban a aparecer por el horizonte iluminaban ligeramente su rostro. Sus ojos me observaban con sentimientos que no lograba comprender. ¿Cómo me había permitido bajar la guardia frente a él? Pero el también había quedado vulnerable junto a mí, quizás no había tanto peligro después de todo.

Me miro con sus hermosos ojos grises, su cabello despeinado y bajo la luz anaranjada del sol de la mañana se veía más puro y humano de lo que jamás lo había visto.

Elevo su mano y sus dedos rozaron la humedad de mi rostro, había estado llorando mientras dormía. No dijo nada. Sus dedos viajaron desde mi cachete hacia mi pelo y de ahí hacia mi nuca. Permití que me atrajera hacia él y sus labios acariciaron los míos. Termine de separar la distancia que quedaba y lentamente atrape su labio superior entre los míos. Aun sentada en el piso a su costado me apoye contra su pecho, ambas manos en sus hombros mientras me sostenían por la cintura.

No se había aprovechado de mi momento de debilidad mientras dormía y para la desconfianza que tenía en él, eso era un gran avance. Quizás si podría confiar en el después de todo.

Me devolvió el beso con delicadeza, su cuerpo dándome el calor que le faltaba al mío. Me separe unos centímetros y lo observe desde mi cercanía. Cada poro de su rostro era perfecto y observo mi cara como si pudiera obtener alguna pista de lo que fuera a decir a continuación.

Sus manos seguían sosteniéndome por la cintura, como si fuera algo cotidiano, como si pertenecieran allí.

Abrí la boca para hablar, ¿pero que podía decir? Sus ojos grises me observaban con atención, estaba sin palabras. No quería que pensara que era débil. Jamás debías demostrarle debilidad a tu enemigo, recordé. Los músculos de mi rostro se tensaron y sus mirada gris se suavizó.

- No te cierres a mí. – su nariz rozo la mía y juro que en el siguiente beso me sentí querida, pero probablemente era la falta de cariño por parte de mis amigos y mi familia... quería encontrar afecto donde no había.

Dejo un pequeño beso sobre mi boca y luego guio mi cabeza hacia su pecho, luche contra el movimiento, pero logro dejarme apoyada sobre su buzo.

Suspire contra su pecho y su olor me embriago. De alguna forma, su cercanía no me hacia querer levantar barreras. Estar así, con él, por algún motivo se sentía natural... correcto incluso. Me sentía tan relajada... me permití abrazarlo, pero no me permití llorar nuevamente, por mas que las lagrimas estuvieran picando en mis ojos.

Brave /Draco Malfoy/ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora