A la mañana siguiente había salido el sol y el cielo parecía estar totalmente despejado.
Al abrir la ventana de nuestra habitación entro aire fresco, incomodando a Alicia Spinnet que un dormía. Hermione me había despertado, diciéndome que Dumbledore nos esperaba a Harry y a mi en su oficina, ya que anoche no habíamos ido.
Suspire. Apenas había logrado conciliar el sueño a la noche, mi cabeza era un torbellino de emociones que no me habían dejado dormir tranquila. Jamás en mis años en Hogwarts había tenido una buena cantidad de sueño debido a mi capacidad innata de quedarme hasta altas horas de la noche haciendo tareas a último minuto y divagando con mi mente; a eso se le sumaba el hecho que el desayuno se servía a las 7 y las clases comenzaban a las 8, por lo tanto debía levantarme al menos media hora antes para verme presentable.
Me vestí con el uniforme, la pollera llegaba a la mitad del muslo y la camisa desgastada que llevaba gritaba por un cambio, me estaba comenzando a quedar chica. Posicione la corbata con los colores de mi hermosa casa alrededor de mi cuello sin apretarla, dejandola un poco suelta. No me gustaba sentir como apretaba mi cuello de manera incomoda a lo largo de los atareados días. Me puse unas botas negras que llevaban 8cm de taco para compensar mi altura con medias cancanes de nilón muggle, un gran invento debía admitir.
Termine de atar mis botas, apoye mis codos en mis rodillas y contemple a la nada. ¿Qué será lo que Dumbledore nos quería decir? Seguramente estarían ellos allí.
Antes de abandonar mi habitación observe mi Nimbus 2000 que reposaba sobre una de las esquinas de mi pared. Recordé con dolor como me había costado 450 Galeones. Sirius le había regalado una a Harry y si quería sumarme al equipo de Gryffindor yo también debía tener una. No podía esperar a empezar las practicas de Quidditch.
Dejé la capa en el cuarto, mientras no saliera del castillo no pasaría frio.
Bajé las escaleras de madera y me encontré con Harry esperándome en la sala común, aún era temprano y la gente recién se estaba comenzando a levantar, por lo tanto la sala común y los pasillos estaban desérticos.
-No te peinaste. – me dijo apenas me vio.
-Buen día para ti. – le dije ofendida bajando los últimos escalones de madera.
-Da vuelta y péinate. – me ordeno con una risa. Lo mire con cara de cansada, había lavado mi cara, pero si me peinaba íbamos a tardar mas en ir con Dumbledore y podríamos perjudicar nuestro tiempo en el desayuno.
- ¿Porque volvería si puedo hacer esto? Capillus pectine denset – exclame girando mi varita sobre mi cabeza. Harry observo como mi cabello se peinaba con el aire y quedaba perfectamente ordenado.
- Te odio. – declaro con una sonrisa mientras comenzaba a caminar hacia la salida de la sala común.
Descendimos por las escaleras de la torre de Gryffindor y nos dirigimos por los pasillos hacia la torre de director.
Los pasillos estaban vacíos, el eco de nuestras pisadas se escuchaba a lo lejos y despertábamos a varios cuadros en el camino.
Llegamos a la fea y gran gárgola que nos daría el paso a la oficina de Dumbledore, pero está ya se encontraba abierta. Tuvimos que subir las escaleras por nuestra cuenta y luego tocamos la gran puerta doble de cedro.
La oficina del director era una gran sala circular con muchas ventanas y muchos retratos de directores y directoras pasados de gran edad.
-Buen día jóvenes. – nos recibió Dumbledore mientras las puertas se abrian dejándonos ver el interior. – Esperaba poder tener esta conversación con ustedes anoche, pero se retiraron a dormir muy pronto.

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Brave /Draco Malfoy/
Hayran Kurgu_____ Potter va creciendo hasta estar en medio de la delgada línea entre el bien y el mal, el amor y el odio; siendo su mayor deseo mostrar de lo que es capaz y proteger a la única familia que le queda. Pero, ¿que pasará cuando sus esfuerzos no sea...