Ian entró con paso firme. Observó con cuidado la casa que algún día fue su hogar. Nada había cambiado en realidad, la servidumbre se encontraba en sus puestos asignados cómo si de estatuas se tratarán. La que estaba cerca de la puerta dio un paso delante de tal forma que le hizo creer a Ian que su madre se había tomado el día entero en ver que la servidumbre "desempeñara su papel" a la perfección.
-Joven Ian ¡¡Que milagro!! – lo recibió la misma señora. Ian sonrió con elegancia al mismo tiempo que inclinaba la cabeza con gracia en modo de saludo.
-¿Se encontrará mi madre? – preguntó quitándose la chamarra y pasándoselo.
-Claro, se encuentra desayunando en el jardín con la señorita Emma. – contestó y volvió a su lugar, sabiendo que ya no requerían de ella. Ian admiró el gesto pensando lo cansado que sería tener una "patrona" como su madre.
Caminó hasta llegar al jardín en dónde se encontraba hablando y riendo su querida madre. "Es momento del espectáculo" pensó al mismo tiempo que su madre volteaba a verlo y lo recibía con su muy característica sonrisa de superioridad.
-¡Ian! Acercarte corazón. – No pudo evitar estremecerse con el sonido suave y autoritario de la voz de su madre. Era extraño verla después de haber tratado de evitarla durante todo un año, pero lo que hizo iba más allá de su deseo de alejarse de su madre.
Caminó consiente de tener la mirada de su hermana Emma puesta en él. Era un fastidio que ella estuviera ahí, sólo hacía más que fastidiarle la vida. Y verla con su madre le daba escalofríos, Emma era la copia exacta de su progenitora en forma de ser, tal vez físicamente tenían sus deferencias, no existía el mismo parecido que poseía Annoris con Ivon.
Su madre era una mujer alta de cabello café y corto mientras que su hermana había sacado el cabello dorado de su padre. Ambas tenían los ojos azules, igual que él.
-Vaya, querido ¿A qué se debe tú tan encantadora visita? – preguntó Emma poniendo la boquilla de la tasa de café en sus labios de forma que su sonrisa burlona se ocultaba. Ian decidió ignorarla tomando asiento entre ellas.
-No ignores a tu hermana– Le reprendió su madre e Ian deseo no tener que pasar por todo esto, pero era algo que tenía que hacer por su bienestar económico.
Tal vez era un superficial, pero desde que nació estuvo lleno de lujos y estaba acostumbrado a ellos y claro que tenía un plan para ganar dinero por su cuenta, pero para eso era necesario tener todavía la comodidad que hasta ahora, sus padres le habían estado dando.
-Tengo noticias – le contestó a su hermana menor con cansancio. ¿Por qué no era tan impulsivo y un tanto torpe como Annoris? De esa manera podría decirle a su familia de forma rápida y sencilla. Sin embargo, él – a base de todos los educadores que su madre había contratado – aprendió a ser frío y calculador en sus movimientos, en su forma de hablar e incluso de actuar.
-Y bien, ¿Cuáles son esas noticias? – preguntó su madre molesta por verse obligada a pedir información.
-No te va a gustar madre – le advirtió al mismo tiempo que su madre alzaba la ceja y su hermana se atragantaba y tocia entre risas.
-Hermano, tus noticias nunca son bien recibidas. – dijo con sorna – Lo cual hace de tus conversaciones de lo más interesante.
-Vete a la mierda Emma – dijo con fingida amabilidad.
-No insultes a tu hermana – lo regaño su madre e Ian negó con la cabeza empezándose a cansar de estar ahí ¿Cómo le dices a tu madre que dejaste embarazada a una niña de 16 años? – Y bien ¿Nos vas a tener esperando toda la mañana? – Era su segunda pregunta en el día, Ian la conocía lo suficiente para saber que no permitiría una tercera pregunta. A su madre le gustaba tener el control de todo y cada vez que se veía obligada a preguntar algo su paciencia se agotaba.
-No es fácil lo que voy a decir – aclaró. Y de repente de le ocurrió: una verdad con palabras bonitas – ¡¡Vas a ser abuela!! – soltó fingiendo una sonrisa y mirando a su madre con naturalidad, cómo si aquello que decía fuera lo más normal.
-¿Voy a ser tía? – preguntó incrédula su hermana. Ian asintió sin dejar de sonreír. – Vaya, ¿Se van a casar? ¿Cómo se llama ella? ¿Cuántos meses tiene? Debes de estar en broma.
-¿Cuántos años tiene ella? – Tercera pregunta, estaba a punto de enfrentarse con una madre furiosa – Si, dices que no me iba a gustar la noticia. Hasta ahora simplemente es una noticia, no me agrada ni me desagrada pero no estarías tan nervioso si no existirá una verdad dolorosa detrás de la historia. Dejaste una chica embarazada, ese es tu primer error. Cuéntame la historia completa. - Ahí estaba, la actitud analítica y empresarial de su madre.
- Tiene 16 años – Diablos que le gustaría decir que a punto de cumplir 17, pero la verdad era que faltaba mucho para eso. – Tiene 3 meses de embarazo. Hable con su madre y el matrimonio no está en mente de nadie. – Era lo único que podía decir. Todo lo demás eran cosas que lo hacían sentir un idiota, como por ejemplo que ni siquiera eran pareja.
-Emma, retírate. – Emma miró incrédula a su madre, sin embargo se paró sabiendo que no cambiaría de opinión. – Si su madre no te levantó una denuncia sin duda yo lo haré. Imprudente. –Habló en susurró, el tipo de voz que usaba para atraer la atención de todos. – No puedo juzgarla a ella porque no la conozco, pero probablemente sabe cuánto dinero tienes – Afirmó y eso lo puso furioso. Su madre, siempre pensando lo peor de las personas.
-Estás equivocada. A penas conocemos los detalles mínimos entre nosotros – contestó odiándose al instante de hacerlo. Su madre sabía cómo hacer hablar a una persona.
-Me gustaría conocerla. – Afirmó parándose de su asiento dando por terminada la discusión.
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Embarazo adolescente
Romance-Tienes unos ojos hermosos - dijo Ian poniendo una mano en la barbilla de Annoris alzando su rostro para tener fácil acceso a sus labios y cuando se acercó para besarla Annoris olvidó por un momento quien era. Pero entonces, las imágenes de aquella...