-¿Segura que no quieres venir? – preguntó Lili por enésima vez. Annoris negó y le sonrió tratando de tranquilizarla.
Sabía que a Lili no le gustaba dejarla sola, ya habían pasado en varias ocasiones que personas le dijeran cosas un poco hostiles sobre su embarazo cada vez que pasaban a un lado de Annoris y Lili siempre se enfadaba cuando eso pasaba lanzándoles comentarios aún más hirientes a esas personas. (Y vaya que su amiga tenía un don en hacer sentir tanto bien como mal a las personas)
Lili siempre había visto a Annoris como una niña que requería de cuidados constantes, demasiado tímida para su propio bien. Sin embargo, ambas sabían que Annoris no era tímida y jamás lo sería. A Lili simplemente le gustaba pensar que así era porque era la única forma en la que se sentía realmente parte de la vida de su amiga.
A su amiga, la había invitado a sentarse con él en el almuerzo un chico que si bien no era guapo a su amiga parecía gustarle muchísimo, y ella no quería arruinar el momento. Suficiente hacía Lili estando con ella y haciéndola reír con chistes (no tan malos) de su embarazo.
-Anda. Ve a la cafetería con Lucas. No quiero molestarlos. A demás, tengo que estudiar. Ya sabes cómo me pongo en la temporada de exámenes – Se excusó sin mentir. En realidad sí que tenía que estudiar. Quería que en su último año saliera con honores. No sabía cuándo volvería a la escuela ni si lo haría, pero la extrañaría el tiempo que fuera. Porque era consciente de que la escuela era el camino que podría llevarla a ser esa exitosa persona que siempre había deseado ser.
Ahora no sabía lo que quería ser. Ni en lo que se convertiría.
Lili le preguntó una vez más y ella volvió a insistir. Cuando consiguió que su amiga se fuera, fue a la biblioteca de la escuela y se sentó empezando a estudiar datos que no entendía.
Escribía lo que para ella era importante pero cuando leía lo que escribió se daba cuenta que no estaba teniendo ningún avance.
No podía concentrarse. Sólo podía pensar en que esa tarde conocería a la madre de Ian.
No estaba nerviosa, sorprendida tal vez.
En lo que conocía a Ian nunca había hablado de su familia y una parte de ella tenía que admitir avergonzada que no había pensado en Ian con familia. Había pensado en Ian como un chico nacido del viento, un chico libre que no pertenecía a nadie. Y saber de su familia era darse cuenta que Ian era un ser humano como cualquier otro.
Ian le había contado (una historia bastante resumida, poco cercana a la verdad) de su visita con su madre. Prácticamente le dijo que su madre quería verla y ella por obvias razones no podía negarse. Pero cuando le preguntó como era su madre, Ian se había puesto rígido y se negó a contestar más que un: "Analítica".
Por supuesto eso no le daba ninguna pista de cómo comportarse y no es como si quisiera impresionar a la abuela de sus hijos pero realmente quería estar preparada para cualquier tipo de situación. A los ojos de la Sra. Lerman ¿Sería ella la culpable o su propio hijo?
-¿Preocupada por lo exámenes? – escuchó una voz detrás suyo logrando asustarla. Sacarla de sus pensamientos
-Un poco – contestó confundida al ver a Daniel tomar asiento justo en la silla de adelante.
Daniel no le había vuelto hablar desde aquel día en que la invitó a salir y estaba segura que no lo volvería a hacer después de que la noticia de su embarazo llegará hasta él.
-No deberías. Según he escuchado eres la chica más inteligente de la escuela– le dijo tomando de la mano que ella había apoyado en la mesa. Su tacto era cálido y en cierto punto reconfortante.
-Son rumores nada más. – contestó retirando su mano de la de él. - ¿Por qué me estás hablando? – preguntó sin poderse morder antes la lengua. Odiaba decir lo que pensaba sin darse cuenta de que lo hacía. Sin embargo, esto pareció darle risa a Daniel quien pasó una mano por su cabello.
-Porque, lo creas o no, quiero ser tu amigo. He escuchado muchas cosas sobre ti. Sé que estás embarazada y sé que probablemente por eso no quisiste salir conmigo, así que si no quieres y tal vez no puedes salir conmigo, me gustaría al menos ser tu amigo. – Dijo si apartar ni una sola vez su mirada con la de ella.
Annoris no sabía que decir, sabía que sus mejillas se encontraban sonrojadas y odiaba cuando le pasaba eso. La sinceridad de Daniel la dejó pasmada.
No era la misma sinceridad tosca que Ian tenía con ella, Daniel más bien tenía aquella sinceridad que desnudaba el alma de cualquiera.
-A mí también me gustaría ser tu amiga – afirmó sin pensárselo mucho y Daniel sonrió con todos sus dientes.
Daniel era como hogar cada vez que sonreía y Annoris deseo que no dejara de sonreír jamás.
-Bien ¿Necesitas que te ayude a estudiar? – preguntó y Annoris asintió.
***
-¿Cómo te fue? – preguntó Ian en el transcurso de la escuela hacía su casa.
Annoris no sabía si contarle su plática con Daniel, le parecía extraño contarle pero al mismo tiempo deseaba hacerlo.
Desde su acuerdo de ponerse las cosas fáciles, Annoris había comenzando a contarle todo su día, los detalles más insignificantes y los más importantes. Ocultarse aquello le parecía un insulto a su acuerdo.
-Hoy Daniel me habló – comentó alzando los hombros como si en realidad no importará. El problema era que le importaba. No había podida dejar de pensar en eso el resto de las clases.
No había pasado gran cosa después de todo lo que el chico le había dicho. Le ayudó a estudiar cómo se ofreció y nada más ocurrió, aparte de que ambos se fueron a sus respectivas clases.
-¿Quién es Daniel?
-Un amigo – contestó tratando de no crearse falsas ilusiones. Ian no estaba celoso y ella debía saberlo.
-No lo habías mencionado nunca.
-No, no lo había mencionado nunca – reconoció.
Después de eso el camino estuvo normal. Él le habló de sus clases, sus trabajos y sus amigos.
Hasta ahora sabía que Rodrigo era lo que Lili era para ella.
Habían ido a la casa de Annoris para que se pudiera cambiar de ropa para poder ir presentable a la casa de la madre de Ian.
Se puso un vestido azul que ocultaba de una forma muy tierna su estómago.
-¿Estás lista? – preguntó Ian justo cuando le abría la puerta del carro para quedar enfrente de la casa más grande que ella alguna vez hubo soñado.
-No sabía que tu familia tuviera tanto dinero – Ian sonrió arrogante al mismo tiempo que tomaba la mano de Annoris para atravesar la puerta de madera fina juntos.
Su corazón empezó a latir más rápido.
¿Cómo era posible que sólo el contacto de sus manos pudiera tener tanto efecto en sus sentimientos?
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Embarazo adolescente
Romance-Tienes unos ojos hermosos - dijo Ian poniendo una mano en la barbilla de Annoris alzando su rostro para tener fácil acceso a sus labios y cuando se acercó para besarla Annoris olvidó por un momento quien era. Pero entonces, las imágenes de aquella...