Embarazo adolescente

23. Quiero escucharte

No quería hablar de su padre, no ahora, no nunca. 

Y suponía que Annoris pensaba igual que él.

A veces creía que Annoris era parecida a él, de tal manera que resultaba escalofriante darse cuenta la conexión que existía entre ellos.

Porque ella era igual de terca y hasta cierto punto silenciosa con sus secretos. Ambos sabían lo que era tener, tanto en mente como en alma, un secreto que lastimaba como un infierno pero preferían tenerlo dentro antes de liberarlo.

Probablemente – y era lo más seguro – es que su dolor se viera eclipsado por el tormento que se vio obligada a vivir la ojigris,  por eso mismo deseaba saber la historia completa y dejar de imaginar escenarios cada vez más escalofriantes. Y si eso significaba contar su mayor secreto hasta ahora, lo haría. 

-Yo te cuento mi historia si tú me cuentas la tuya ¿De eso se trata?  - preguntó Ian con humor, Annoris asintió sin pestañear ni hablar, mirándolo con atención como si quisiera guardar cada palabra en su mente.

-En realidad es algo sencillo. Tengo un medio hermano – dijo despreocupado, como si fuera más sencillo de lo que realmente era. Por supuesto nadie lo sabía, ni siquiera su hermana y dudaba mucho que su madre.

Observó que Annoris no hablaba, no decía nada, seguía con una mirada expectante esperando que siguiera

-Tenía 12 años cuando me enteré.- afirmó encogiéndose de hombros, sabiendo que sólo era un niño cuando se entero. - Él es 4 años mayor que yo. Mi padre lo sigue viendo, y a la madre aparentemente nunca la dejó de ver sino hasta su muerte, de cáncer según me dijeron. – Habló dolido, tal vez exageraba, tal vez su sentimiento en realidad era el de un niño de 12 años con información de más, guardada durante años, creciendo como un virus y expandiéndose hasta transformarse en lo que no era. - Fue justo en el momento en el que mi padre decidió dejar la casa, cuando yo tenía 9. Se fue para cuidar de él y dejarnos a nosotros con una madre que bien, a penas sabe lo que es el significado de ser madre. –

El sentimiento de traición seguía ahí. Su padre le había enseñado todo el cariño que un hijo debía de sentir para después arrebatárselo.

Annoris lo miró comprensiva, sin querer acercarse mucho a él. No parecía necesitar de su apoyo, más bien se veía como una persona que no daba crédito de lo que acaba de decir, de sentir.

Pasaron varios minutos en silencio y sintiéndose cómodos – al menos hasta donde podía – al respecto.

¿Perdonaría a su padre alguna vez de abandonarlos?

No sabía cómo se sentía exactamente al haber contado su historia, sólo sabía que gracias a Annoris sentía un soporte que no había logrado sentir realmente con nadie.  

-Mi mamá estaba jugando conmigo cuando llegaron los policías – comenzó a decir Annoris con voz apenas audible, Ian pasó una mano por su cabello, alejando todo pensamiento para tener toda su atención puesta en Annoris. – Yo tenía 5 años cuando eso sucedió. Era aún de día y nos sorprendió mucho cuando tocaron la puerta, nadie solía visitarnos nunca, sólo era mamá y yo, nadie más. Los policías le dieron la noticia. – Annoris bajo la mirada, recordando aquel día con aterradora nitidez. – Papá había sufrido un accidente, matando al instante a las personas del carro contrario. A todas. Una familia completa, un niño de 5 años mi edad. ¿No le bastó atormentar nuestra vida, tenía que quitárselas a otras personas? 20 años de cárcel.

Y entonces, Ian no supo que decir, sólo sabía que después de ese día, de ese momento el amor que sentía hacía Annoris era tan grande, tan fuerte que empezaba a agradecerle al condón que se rompiera. Porque ¿Quién sabe? A lo mejor si Annoris no hubiese quedado embarazada ambos estarían en diferentes caminos, separados.

Annoris comenzaba a hacer de él una mejor persona y le hacia replantearse todo lo que hasta ese momento le parecía correcto. Ian se paró y se acercó para besarla con ternura, con la delicadeza que ella merecía. Sintió como lagrimas caían por el rostro de Annoris y su corazón latió más fuerte prometiendose que no sufriría nunca más estando con él a su lado.

-Te amo – le susurró Ian, diciendo aquellas palabras por primera vez.