Sonreía acariciando su estomago, estaba increíblemente grande y no se sorprendía sentir la fuerza con la que sus hijos pateaban. Amaba a aquellas personitas dentro de ella. A sus pequeños hombrecitos.
Se había enterado hace unas horas, sus bebés serían unos niños, y tan solo pensar en aquellas palabras, lo nerviosa que se había sentido y las lágrimas recorriendo su rostro de emoción se sentía feliz.
El miedo crecía al igual que sus hijos pero el amor que empezaba a sentir por ellos ganaba la lucha sin problemas.
Recordó como las personas la miraban sorprendidos y de vez en cuando susurraban a sus hijos adolescentes aunque todo empezaba a mejorar, era cierto que todavía hablaban de ella y tal vez siempre lo harían, pero las cosas eran diferentes. Ya no le importaba. Sabía que cuando tuviera a los niños las miradas se harían cada vez más frecuentes y era consciente de lo mucho que eso podría causar una espina en su vida, sin embargo, teniendo a los niños, ya nada de eso tendría importancia.
Se imaginaba en el parque con sus hijos, jugando con ellos, mientras las otras madres la miraban con compasión, al mismo tiempo se imaginaba la risa de sus niños, diciéndole mamá como si fuera su palabra favorita.
Sonrió aún más queriendo levantarse de la cama para salir y detener a todo el mundo y gritarle a todas las personas a su alrededor que iba a tener niños, mostrarles que ese día estaba feliz.
"Si estoy embarazada pero justo hoy soy feliz" pensó sonriente.
-Van a ser niños – repitió Ian usando toda su fuerza para no ponerse a brincar como un niño emocionado. Annoris sonrió y asintió volviendo a sentir sus ojos humedecer, era lo único que quería hacer, llorar de la felicidad. - ¿Ya pensaste que nombre ponerles?
-En realidad, creí que podíamos elegirlo juntos
-Un trato es un trato, te toca elegir los nombres
-Olvida esa estúpida apuesta. – le pidió queriendo hacer eso juntos.
La cita con el ginecólogo le hizo ser consciente que tanto Ian y ella iban por el mismo camino. Serían padres de dos hermosos niños y tendría que lidiar con ello juntos, siendo pareja o no.
Porque no sólo estaba el embarazo, seguían los cumpleaños, los festivales de la escuela, el día del padre, de la madre, el famoso día familiar.
Por fin comenzaba a ver más allá del presente, ahora era capaz de ver un futuro con sus hijos e Ian.
-Pensé en varios nombres y quiero que me digas que tal – Ian asintió sonriendo mientras la embarazada se levantaba de la cama alejándose de él y sacaba un papel doblado de su bolsa y lo extendía para mostrar una lista larga e interminable de nombres. Se sentó de nuevo en la esquina de la cama sin acercarse ni un poco a Ian.– Bien, están los nombres de: Cristopher, Joseph, Leonardo...
-Oh vamos – la detuvo Ian agradeciendo de poder el elegir junto a ella. No es que los nombres que hasta entonces dijo estuvieran mal, sencillamente no eran los indicados. - ¿Qué te parece Arturo?
-Estas bromeando ¿Cierto? Arturito me suena a película de Disney – confesó haciendo una mueca.
-¿Qué tal Olaf? – volvió a intentar Ian obteniendo una mirada de horror por parte de la pelinegra.
-¿Acaso tienes una obsesión por los nombres de Disney?
– Está bien, sigue leyendo tu lista.
-Ciro, Chaim, Redento...
-¿Qué tiene de malo Olaf comprado con esos nombres? – preguntó incrédulo. Definitivamente no estaban teniendo ningún avance.
Se quedaron callados durante un buen rato, pensando en diferentes nombres. Ian se acomodó a lado de la chica, sentándose y agarrando la lista que la chica aún tenía en sus manos y observó con horror que ninguno era suficientemente bueno.
-Tengo un nombre – dijo por fin Annoris bajando su rostro sonrojado. – Nicolás
-¿Nicolás? Nicolás... - repitió Ian bajando el volumen cada vez que lo decía, asintiendo y formando una sonrisa en su rostro. – Me agrada – terminó por decir.– Hey Nicolás ¿Te gusta el nombre? – preguntó posando una mano en el estomago. Annoris se estremeció no sólo por el contacto de Ian sino por la patada que Nicolás dio.
Ian la miró asombrada, no sólo la chica lo había sentido, también él había logrado hacerlo.
-Está dicho, Nicolás será – Dijo orgulloso -¿Por qué Nicolás?
-Sí, bueno... Te lo diré algún otro día. Ahora falta otro nombre. – murmuró sin ocultar el rubor de sus mejillas. Ian la miró sorprendido preguntándose si aquel nombre no sería el de un ex.-novio de la chica y sintió celos al instante. – Ya Ian, no me veas así. Mejor piensa en otro nombre – suplicó queriendo cambiar de tema.
Ian se encogió de hombros
-¿Qué tal Jonás?
Annoris negó con la cabeza ocultando una pequeña sonrisa.
-Oscar, Ramiro, Maximiliano, Carlos...
-Espera, Maximiliano me gusta. – lo interrumpió ¿Era así de fácil elegir un nombre? Ian asintió sonriendo y volvió a hacer la misma acción que antes poniendo una mano en su estomago y preguntándole si le agradaba el nombre a lo cual recibió justo la misma acción de Nicolás.
Y ella sabía que era Maximiliano porque Nicolás se encontraba del lado derecho y Maximiliano del otro lado. No era tan difícil y era tan bello saber que nombre tendría cada uno, de esa manera podría empezar a diferenciarlos de alguna manera.
-Esto es más sencillo de lo que pensé – comentó Ian mirándola a los ojos y acercándose a ella, a su rostro, sus labios y empezándolos a rosar con los suyos. Era tan hermosa. La quería junto a él en todo momento.
-Ven a vivir conmigo – pidió sin separarse de la chica y empezándola a besar con ternura.
En la noche que tuvieron relaciones no se había tomando el tiempo para notar lo delicada que era aquella hermosa chica adolescente, sin embargo ahora podía notarlo, podía ver lo frágil que se veía al caminar con ese estomago de embarazada. A pesar de que la chica fuera todo menos frágil, a él le gustaba creer que así era para poder cuidarla aunque no lo necesitara.
Annoris no se separó y fingió no haber escuchado, lo besó con ganas, le gustaba tanto cuando la besaba de esa manera, como si fuera lo único importante en ese pequeño mundo.
-Annoris, hablo en serio. Ven a vivir conmigo. – intentó de nuevo ahora alejándose de ella y mirándola a los ojos con toda seriedad. Hablaba completamente en serio. Quería pasar con ella todo lo que una pareja debería de pasar, la quería a su lado en todo momento.
-Ian...
Entonces se detuvo. Ya no era una mala idea, no más. Ian había cambiado o al menos eso parecía, la primera vez que le pidió eso a su madre y su madre le contó a ella, se negó rotundamente, no quería vivir con la persona que era Ian en ese momento, pero ahora no le parecía mala idea. Vivirían juntos y compartirían momento de los gemelos juntos, como tenía que ser.
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Embarazo adolescente
Romance-Tienes unos ojos hermosos - dijo Ian poniendo una mano en la barbilla de Annoris alzando su rostro para tener fácil acceso a sus labios y cuando se acercó para besarla Annoris olvidó por un momento quien era. Pero entonces, las imágenes de aquella...