3. Estoy embarazada

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Annoris se sonrojó al verlo parado a un lado de su camioneta vieja. Tenía un aspecto intimidante, encantador como siempre. Miró aquellos ojos azules y sus miradas se conectaron, notó como él le regresaba la mirada con la misma intensidad y pensamientos que antes. ¿Seguiría sonriendo cuando le dijera que estaba embarazada? Se acercó y con cada paso que daba el miedo aumentaba. Tenía ganas de vomitar y sentía calambres en el estomago. No era estúpida, Ian se marcharía cuando se lo dijera. No pudo evitar sentir como todo su mundo volvía a dar ese giro inesperado.

Sus manos temblaron cuando Ian sonrió, la distancia a la que se encontraban no era tan grande pero si lo suficiente como para sentir la lentitud de sus pasos y los de Ian.

¿A caso no se daba cuenta la forma en que llamaba la atención? Las chicas lo miraron mientras susurraban encantos, se pavoneaban pasando una y otra vez delante de él, gritando de manera exagerada a sus amigas esperando que él volteara, el problema era que él jamás volteaba, es como si nada en el mundo importara aparte de él y sus asuntos.

Trató de retener aquel suspiro que luchaba por salir, caminó apretando los libros en su pecho, mirando al chico casi perfecto que la esperaba. "Me está esperando a mi" no puedo evitar pensar. Se detuvo para poder controlarse, respirar las veces que fueran necesarias para tranquilizarse.

Pasó un mes y medio desde la última vez que lo vio, un mes en que su imaginación no se acercó ni un poco a la realidad, Ian era más guapo que en todos sus recuerdos.

-Hola - susurró encogiéndose.

-Hola - contestó sonriendo. Cada vez que Ian sonreía hacía de su rostro uno de los más bellos que Dorotea hubiera visto alguna vez - Sube al carro - ordenó de aquella forma tan suya, Annoris asintió rápido, abriendo la puerta con torpeza, desechando el sueño en el que el mismo Ian la abriera.

Suspiró decepcionada y justo cuando estaba a punto de subir, Ian la tomó de la cintura y en un movimiento de extrema agilidad, la volteo haciendo que quedarán tan cerca uno del otro. Annoris podía sentir como al aliento de Ian chocaba en su rostro, fueron segundo lo que tardo el beso, pero el tiempo suficiente para olvidar porque debía alejarse de él Desde que se embarazo toda ella era sensibilidad, que incluso sus pensamientos podían causar ese efecto.

-Tienes unos ojos hermosos - dijo Ian poniendo una mano en la barbilla de Annoris, alzando su rostro para volverla a besar, pero entonces, las imágenes de aquella noche regresaron y ella se alejó al instante de él, queriendo olvidarlo todo.

-Estoy embarazada - susurró con palabras que no había querido decir. Cerró los ojos esperando que Ian la alejara como si fuera venosa.

¿En que había pensado? ¿Decírselo ahí, en la escuela en frente de todos? Le consolaba la idea de saber que sólo él la había escuchado.

Siempre fue el tipo de chica tranquila, una persona que tomaba decisiones sin apresurarse, o así había creído ser hasta que conoció a Ian en donde sus acciones eran más bien impulsivas.

Abrió los ojos y se alejó de los brazos de él para observarlo mejor.

-Sube al carro - ordenó sin dar muestra alguna de la pequeña sonrisa que anteriormente había tenido. Ella lo hizo deprisa empezando a llorar sin saber porque lo hacía.  

Sólo se podía escuchar los gemidos del llanto de Annoris y la rápida respiración furiosa de Ian, nadie hablaba, ambos confundidos de igual intensidad con diferentes motivos.

Pasó un largo tiempo, antes de que Dorotea se percatará de que el carro se encontraba estacionado y otros pocos minutos para darse cuenta que estaba en frente de su casa.

-Bájate - dijo Ian con voz apenas audible. - Hablamos después

-Pero...- intentó decir, sin embargo la mirada de Ian la detuvo. Indecisa abrió la puerta del carro y se bajo y apenas cerró la puerta del carro Ian ya se encontraba lejos de su casa y de su futuro.

Era una estúpida por haber creído que él se quedaría a su lado

Embarazo adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora