Steve Rogers

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Querida Izzy:

Siento tener que irme así, sin despedirme, sin avisar. Pero no puedo seguir con esta farsa, ya no nos amamos, lo suficiente como para aguantarnos y vivir juntos.

Todo, todo ha cambiado, ya no hay besos, abrazos, noches llenas de pasión, nada, simplemente queda un "hola" y "adiós".

No sé que nos ha pasado, no sé de quién ha sido la culpa de esto, no sé siquiera si alguien tiene la culpa.

Los últimos 6 años juntos han sido los mejores, menos los últimos tres meses. Voy a irme, para que puedas rehacer tu vida y no estés atada a alguien que te detenga a hacerlo, en este caso yo.
Me duele decirlo, en serio me duele, porque estoy dejando mi corazón y alma en esto, dudo que vuelva a amar a alguien tanto como a ti o si voy a conseguir amar a otra persona. Te has metido debajo de mi piel Izzy.

No quiero irme, pero es lo mejor, nada es como antes. A pesar de todo creo que sigo amándote como el primer día. Mañana te llegan los papeles de divorcio, firmalos si piensas que esto debe tener un fin y si no lo haces, ya sabes dónde encontrarme, nos daremos las oportunidades que sean necesarias, claro, si tú me sigues amando de la misma forma y si de verdad queremos que esto siga.

Un beso, Steve Rogers.

Steve cogió sus cosas y se fue, no sin antes derramar unas lágrimas más. Él seguía teniendo la esperanza de que ella lo siguiera amando, siempre tuvo esa esperanza, hasta que la vio después de una semana, pero no de la forma en la que a él le gustaría. No en ese lugar. No en un ataúd, a pesar de todo se seguía viendo hermosa.

Después del funeral y las millones de lágrimas que derramó el capitán, fue a su antigua casa con la carta que había dejado ella para su ex esposo.

Cariño:

Siento que te haya tenido que ocultar esto. Estaba enferma, me iba a morir, mi destino estaba escrito. No te lo dije por cómo reaccionarías, pero creo que fue peor.
En los últimos meses intenté alejarnos a los dos, para que el golpe no fuese tan fuerte, lo conseguí, sí, lo hice. A cambio nos vamos, solo te pido una cosa, sé feliz, conoce gente, no te encierres y sobre todo nunca olvides lo mucho que te amo.
Nunca olvidaré a nuestra primera cita, el primer beso, nuestro primer baile, cuando pediste ser tu esposa, nunca olvidaré lo nervioso que estabas nuestra primera vez. Nunca te lo dije, pero eras adorable.
Un abrazo, Isabell

Sí, lloró más recordando todo eso y no pudo con el dolor, se derrumbó ahí mismo, lloró y lloró hasta que sintió que se quedaba sin lágrimas, desde ese momento ya nunca más fue el mismo.

One-Shot MarvelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora