Todo comenzó sin darme cuenta, fue poco a poco, tan lento que hizo que mi cerebro no comprendiera que era lo que estaba pasando. Solo sé que cuando lo comprendí ya era muy tarde, me había engatusado con sus bonitas palabras, con sus delicadas caricias, con sus profundos ojos y con sus preciosas sonrisas. Me había enamorado del enemigo, de lo que prometí destruir por siempre, aunque, realmente yo nunca prometí nada, simplemente era lo que me habían enseñado, lo que había aprendido con el tiempo.
En las mañanas cuando abría los ojos siempre pensaba en su rostro, en sus rasgos duros pero hermosos, sabía que estaba mal, pero cada día caía más por él y no podía hacer nada para pararlo. Sentía que era algo que ya había vivido, porque resultaba tan jodidamente familiar que era como si toda mi vida hubiese estado junto a él y ahora me volviese a encontrar con mi alma perdida. Es muy difícil de explicar, pero es que no comprendo los sentimientos, durante tanto tiempo me fueron arrebatados que no sabía como era sonreír o de que te servía. Lo único que sabía era que lo necesitaba, joder, lo necesitaba más que a mi propio aire y puede que suene exagerado, pero es lo que ese rubio de ojos azules me hacía sentir. Él siempre era atento conmigo, siempre se preocupaba, siempre atendía todas mis necesidades, y no sabía el por que.
En sus ojos se podía ver perfectamente lo que realmente sentía, estaba en un estado de melancolía extrema, era lo que dominaba en su interior, ojalá en ese momento hubiese sabido todo lo que sé ahora, sabía que sentía todo eso por alguien, ojalá hubiese sabido que era por mi, siempre tenía un toque de esperanza por algo, ojalá lo hubiese recordado a tiempo.
Mi mente desde el primer momento en el que se encontró con aquella horrible máquina, dueña de mis peores pesadillas, sabía que no volvería a ser capaz de funcionar bien y que estaría rota para siempre, ya que no puedo confía ni en mi propia mente. En mi cerebro nunca hubo nada después de eso, no había memorias, no había sueños, ni imaginaciones, nada, era un vacío que no tenía fin como un agujero negro que estaba absorbiendo todo lo que había llegado a ser antes, para luego dejarme sin nada y convirtiéndome en una marioneta controlada por enfermos mentales.
Ahora recuerdo su nombre, Steve, así se llamaba. Ojalá nunca me hubiese encontrado, solo le traje problemas, no entiendo como es que aun así él decía amarme, aun cuando yo lo único que hacía era encerrarme. Antes dije que ojalá hubiese sabido todo lo que sé ahora, si, ojalá lo hubiese hecho.
Él consiguió enamorarme a pesar de que no lo recordaba y yo siempre tuve en mente la puta misión que me habían dado, consiguió hacerme sentir, consiguió hacerme amarlo, pero no consiguió hacerme olvidar en que me había convertido y yo, un ingenuo, a pesar de el dolor que sentía al tener que hacer eso, lo hice. Él no se resistió, aun recuerdo perfectamente sus palabras:
-Prefiero que seas tú quien lo haga y no otra persona-estaba tosiendo sangre-, prefiero morir en las manos de la persona que amé, amo, y si hay... si hay otra vida, seguiré amando... Estoy contigo... hasta... el final... de la línea-y disparé.
-Lo... siento-caí de rodillas con su cuerpo entre mis brazos, manchándome con su sangre y lloré hasta no poder más.
Con el tiempo fui recordando todo, el dolor era inaguantable, no soportaba saber que lo había matado, me había arrancado el corazón yo solo, esta vez no había sido HYDRA quien me había jodido, fui yo y nadie más que yo. Puede elegir no hacerlo, pero lo hice, aun no entiendo por que y supongo que nunca lo haré. Ya que ahora estoy en mi lecho de muerte, los últimos minutos de vida los he utilizado para recordar porque me merezco esta muerte lenta y dolorosa.
Estoy tirado en alguna parte del barrio malo de Brooklyn, en uno de los muchos callejones abandonados, transitado solo por ratas o cualquier otro animal o bicho. Estoy esperando pacientemente mi muerte por disparo en la cabeza, el suero que hay en mi cuerpo es de regeneración automática, pero en algún momento fallará o tendré que seguir disparándome hasta que finalmente muera. Prefiero sufrir porque me lo merezco por todo lo que he hecho y ahora podré reunirme con mi alma gemela, seguramente Steve me haya perdonado, lo conozco demasiado, ahora lo hago.
Mi vista es cada vez más borrosa, mi mente ya no procesa del todo la información, todo es un revoltijo de pensamientos que van y vienen, pero ya no más, ya estoy a punto, ya casi, ya esta...
-¿Bucky?
-¿Steve? ¿Que...
¿Queréis continuación?...
