Stucky 2

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-¿Bucky?

-¿Steve que...-mi voz era demasiado débil como para poder acabar la frase, con suerte pude formular esas palabras.

Lo estaba viendo, frente a mi, era tan hermoso como la última vez que lo vi, o puede que esta vez más. Juraba que si estiraba el brazo podía llegar a tocarlo, pero no tenía fuerzas suficientes.

Me di cuenta de que no era real, yo aun estaba muriendo en aquel callejón y que probablemente antes de que me encontraran las ratas ya se habrían comido cachos de mi putrefacta carne. Suena horrible, pero es la verdad. Steve seguía frente a mi, mirándome con su sonrisa única y con esa mirada llena de amor y cariño, tal y como era antes de que toda esta mierda pasara, mucho antes de que la guerra nos separara, tal y como era cuando éramos jóvenes, cuando vivíamos juntos y nos amábamos entre esas cuatro paredes sin que nadie más lo supiera. Siempre habíamos sido él y yo, nadie nos separaba, lo amaba un montón y lo sigo haciendo, no soy capaz de acabar con este sentimiento, está en mi sangre, en mi vida, en mi aire y en mi corazón, Steve.

Estaba alucinando, la sangre no circulaba bien y mi cerebro dejó de regenerarse y poco a poco fue muriendo, dejando de funcionar por fin, tras haber fracasado en aquella lucha que no quería ganar, ya que yo mismo la había creado al ponerme una bala en el cráneo. Finalmente mi vista se fue nublando, las lágrimas dejaron de caer, mis ojos dejaron de parpadear, mis oídos dejaron de escuchar aquel horrible pitido y se quedaron en un silencio sepulcral, mi pecho dejó de subir y bajar ya que mi nariz dejó de coger aire y mi corazón dejó de latir, pero el último latido fue para Steve.

La verdad es que todos mienten, no hay vida después de la muerte. Todos dicen eso solo porque tienen miedo de aceptar que no hay nada, mueres y ya no queda nada, has hecho tu vida y ya has terminado, ahora te toca descansar una eternidad, porque no hay nada más. Todo es oscuro, no hay luz al final del túnel, no hay cielo o infierno, nunca creí en Dios, es una estupidez.

Sé que fui un cobarde y un estúpido por mis elecciones y por todas las mierdas que hice, no tuve que matarlo, no tuve que desconfiar de él, no tuve que hacerle daño, no a mi Stevie, y todo esto porque mi mente está quemada. Por eso elegí dispararme en la cabeza, porque mi cerebro fue el culpable de todo y quería acabar con el, para así acabar también con el soldado de invierno, pero claro yo soy mi cerebro y yo soy el soldado de invierno, así que todo solucionado. Dejé de ser James Buchanan Barnes hace mucho tiempo, cuando caí de aquel tren, dejé de serlo cuando me colocaron ese brazo de metal, dejé de serlo aun más cuando cometí mi primer asesinato, cuando me controlaron con esas palabras y cuando me hicieron olvidar, y ahora solo queda el monstruo psicópata en el que me convirtieron, la leyenda, el mito, la sombra, el soldado de invierno. Y hoy cometí mi último crimen, maté al cuerpo de Bucky y a la mente del soldado.

One-Shot MarvelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora