Estaba tumbada en la cama, era muy tarde, las 3 am. Esperaba a que mi novio volviese de una misión de suma importancia.
De repente abrieron la puerta de mi cuarto y vi a Steve entrar, tenía la respiración agitada y las pupilas dilatadas. Se acercó a mi corriendo y me colocó en su regazo con mucha agilidad mientas me besaba con desesperación.
Nunca lo había visto así, no me había imaginado a Steve necesitado de sexo.
Empezó a hacer mucho calor y nuestra ropa fue desapareciendo. Exploró todo mi cuerpo con sus manos mientras me embestia con fuerza.
-En cuatro- gruñó.
Yo acate sus órdenes, me gustaba su lado dominante. Volvió a penetrarme con más fuerza hasta que llegamos al orgasmo y nos dejamos caer en la cama. Él jugaba con mis pechos mientras nos acurrucabamos y nos poníamos a dormir.
