Estaba en mi cuarto preparándome para la fiesta que Stark había montado en la Torre, en honor a mi recién llegada. Y bueno, porque es Tony y hasta el hecho de respirar es una excusa para celebrar.
Me había puesto un vestido negro ceñido al cuerpo, con un escote en "v" que me llegaba hasta el ombligo y unido tipo corsé, combinado con unos tacones plateados al igual que mis accesorios. No me puse mucho maquillaje sólo sombra de ojos negra, delineador y pintalabios morado oscuro.
Ya lista bajé a la fiesta, me dirigí a la barra y pedí un Martini. Cuando estaba a punto de terminar mi bebida una voz varonil se escuchó a mis espaldas.
-Hola, printssesa- dijo y automáticamente supe que era Pietro por su acento sokoviano.
-Hola, corre caminos- respondí a su saludo, regalándole una de mis mejores sonrisas mientras lo recorrí con la mirada, cosa que entendió como invitación a acercarse más a mi.
-¿Sabes? Te ves increíble en ese vestido- susurró en mi oído mientras enredaba un mechón de mi pelo en uno de sus dedos.
-¿A si?- pregunté en tono inocente, girándome hacia él para que pudiese ver mi escote.
Cuando lo vio sus ojos se tornaron oscuros y su sonrisa parecía la del gato de Alicia en el país de las maravillas. Esta noche me quería dejar llevar, la vida estaba hecha para disfrutarla al máximo.
-Printssesa- dijo posando sus manos en mi cintura.
-¿No te gustaría ver lo que hay debajo?- susurré acercándome a su oído mientras colocaba mis brazos al rededor se su cuello y jugaba con su pelo, cosa que hizo que apretara el agarre y suspirara.
-Es lo que más quiero en este momento-. Respondió cogiéndome en brazos y llevándome con su super velocidad a su cuarto.
Ya os podéis imaginar lo que pasó después.
