~ Narra Abby ~
Sin saber bien por qué, me encontré recostada en una camilla en un cuarto blanco.
Lo último que recordaba era el desastre que había ocurrido en la sala de clases.
Luego de observar por un rato mi entorno, supuse que estaba en enfermería. Pues, habían repisas llenas de medicamentos, vendas y otras cosas para brindar los primeros auxilios y poder ayudar en lo que más se pudiese.
Al seguir observando cuidadosamente, vi a una mujer haciendo un papeleo en su escritorio. La cual, debiera ser la enfermera.
- ¿Hola? - le dije tímidamente.
- ¡Despertaste! - Me respondió al girarse, con una expresión alegre.
- ¿Desperté?, ¿Qué me ocurrió?
- Te desmayaste. Pero aún no sabemos muy bien la razón - me respondió la enfermera.
Me quedé pensando un momento, tratando de recordar con exactitud lo que susedió. Pero entré más recordaba peor me sentía. Pues el recuerdo de unos de los momentos más vergonzosos de toda mi vida, estaba fresco y dándome vueltas, como si fuera lo peor que hubiera hecho. Pero el problema en realidad no era recordar, sino, recordar verdaderamente lo sucedido, ya que tiendo a exagerar ciertas cosas cuando me atacan los nervios, lo que me es muy difícil controlar.
Me despertó de mis pensamientos la voz de la enfermera, preguntándome si me sentía bien, al presenciar mi silencio y mi evidente preocupación, al mismo tiempo que me tomaba la presión, y otras cosas por el estilo para asegurarse que estaba bien.
Al parecer, no había pasado mucho tiempo, ya que todos estaban en clase.
- ¿Te sientes mejor? - me preguntó la enfermera muy tiernamente.
- Sí, sólo que me duele un poco la cabeza, pero debe ser porque estoy un poco confundida.
- Entonces, quédate un momento más para estar seguros que estas bien.
Al cabo de un rato, me sentía un poco mejor, por lo que revisé mi celular que al parecer tenía unos mensajes.
Eran de mi padre, que estaba muy preocupado después de haberse enterado de lo sucedido.
Me quedé charlando con él hasta el toque de timbre. Había terminado el primer periodo de clases.
- Mejor sube para que puedas comer algo. No es bueno que estés sin comer. - me recomendó la enfermera, siempre muy cariñosa y preocupada.
Seguí el consejo de la enfermera.
Mientras subía me encontré con algunas de mis compañeras de curso. Las cuáles, después que las saludara con una sonrisa, me respondieron con una mirada despectiva.
¿Por qué me tenía que estar importando tanto la opinión de los demás?, ¿Acaso yo no podía tomar mis propias decisiones?, eran unas de las preguntas que me hago diariamente. Las cuáles, aún no puedo responder.
Cuando llegué arriba, me encontré con él. El chico nuevo. El chico lindo que no me atreví a contestarle cuando me habló, y ni siquiera conozco su nombre.
No pudimos hablar, pues el estaba bajando con sus amigos. Pero se notaba en sus ojos que sí quería charlar un momento. Lo que por una parte no me preocupaba y por otra si. Pero decidí quedarme tranquila hasta esperar la ocasión indicada.
No tardó en llegar. Pues al volver a clases, luego del recreo, entramos a la sala. Para mi suerte, el profesor no había venido, por lo que el reemplazante nos dio unos minutos libres mientras se organizaba.
El chico lindo se sentó delante mío, como ya era habitual.
Cuando se dio vuelta nos quedamos mirando un momento.
- Y... ¿Cómo estas? - me preguntó al presenciar mi silencio.
Me quedé callada un momento.
- Te acabo de hacer una pregunta - Me dijo fingiendo que estaba enojado, pero con un tono bastante tierno.
Seguí manteniendo mi silencio, evitándolo, mientras el me seguía observando.
- ¿Por qué me insultaste? - le pregunté con una mirada de desilusión y confusión.
- ¡¿Qué?! - Me respondió muy extrañado
Volví a callar un momento para escuchar todo lo que diría.
- No sé qué habrás escuchado, pero yo nunca te he insultado, ni te insultaría jamás.
En verdad no sabía lo que estaba sucediendo. ¿Primero me dice una cosa y luego otra?.¿En qué está pensando?
- ¿Por qué no me crees?. O mejor dicho, ¿por qué no intentas recordar lo que en verdad sucedió? - volvió a insistir.
Nuevamente el profesor nos interrumpió. Me quedé pensando toda la clase en sus palabras. ¿Cómo podría haberme imaginado todo eso? ¿En verdad podía suceder algo así? ¿Sería normal? ¿O me estaré volviendo loca?
Esta vez yo no podía responder a mis interrogantes. Sólo habían dos opciones: que en verdad hubiera ocurrido esto y él aprovechó mis dudas para mentirme. O de lo contrario, me lo imaginé todo.
Ya no sabía qué hacer. Tenía dos opciones: era creer en él, o creer en mí.
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De la oscuridad a la Luz [Completada]
Novela JuvenilAbby es una adolescente de 16 años tímida, introvertida y no de amigos. Cuando llega un nuevo chico a su escuela, crea una gran cercanía con el. Será este chico el que le ayude a salir a delante con la verdad que nadie conoce sobre ella? O solo le...