Capitulo 12

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Caminamos hacia la entrada de la casa. Estaba nerviosa, preocupada mejor dicho. Sin embargo no tenía miedo. Mi padre no era del tipo que le pega a sus hijos, o les grita tanto que los hace llorar. Pero tampoco relajado, de los que les da permiso para todo a sus hijos. Sino, que era estricto, estructurado. Le gustaba la responsabilidad. Y eso no me molestaba. Incluso me gustaba que fuera de esta forma.

Íbamos caminando en total silencio. No dijimos ninguna palabra. Ninguno sabía de qué hablar. Ni siquiera nos miramos.

- ¿Está todo bien? - me preguntó preocupado casi cuando estábamos llegando a la puerta. Nos detuvimos. Seguramente al notar que estaba un poco tensa, preocupada, pensó que me podía pasar algo malo. - ¿Tendrás problemas? Porque me deberías haber dicho antes y no te hubiera obligado a quedarte.

- No me obligaste. Yo lo decidí por mi cuenta.

- Yo podría hablar con tu padre... - me propuso al mismo tiempo que nos detuvimos. Él quería ayudarme.

- No. Tranquilo. No me pasará nada malo. Mi padre no es de ese tipo.

- Ok. Pero si en verdad te ocurre algo sólo dímelo - me dijo al mismo tiempo que me tomó al brazo cariñosamente, mostrando confianza y afecto.

- Está bien - le dije sonriendo.

Al llegar a la puerta busqué mis llaves. Abrí la puerta. Al parecer mi papá estaba en la cocina.

- No quiero ser grosera, pero será mejor que te vayas. - le dije tristemente

Me quedó mirando.

- Disculpa. Pero en verdad será mejor - insistí

- Ok - me dijo al mismo tiempo que me miraba con algo de decepción.

Se dio vuelta y fue hacia su auto. Lo quedé mirando.

Antes de subir, me miró y despidió con una sonrisa, a la cual respondí despidiéndome con la mano. Después de ver mi reacción, se subió a su auto y se fue.

Me quedé observándolo hasta que se fue.

Al darme la vuelta para entrar, me encontré de frente con mi padre enojado.

- Hola - le dije

Frunció las cejas.

- ¿Quién es? - me preguntó

- Un amigo de la escuela.

Mantuvo silencio. Abrió, pasó y sostuvo la puerta para que entrara, y luego la cerró.

- ¿Recuerdas que te comenté que iba a ir a estudiar con él hoy?

- Sí. Y tu, ¿recuerdas que hay reglas en esta casa?. Acordamos que no se podía llegar tarde. Y menos ahora, que estabas con un chico que no conozco en un lugar que tampoco conozco.

- Si lo sé. Sólo que se me hizo tarde.

Mantuvo silencio y nuevamente frunció las cejas, arrugando la frente. Mi padre podía ser muy simpático, el mejor amigo que cualquiera quisiera, pero cuando el ponía una regla era para
cumplirla, y cuando el decía no, era no.

- Esta vez lo dejaremos así. Pero que no se repita

- Descuida, no habrá una segunda vez.

- Así está mejor...

Luego de esto, caminó hacia la cocina. Seguramente iba a preparar algo o estaba comiendo antes que yo llegara. Lo seguí.

De la oscuridad a la Luz [Completada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora