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Las gotas de sudor se acumulaban en la frente de KyungSoo. Miró de un lado a otro para cerciorarse de que nadie lo viera merodeando en el lugar. Mientras sostenía un pañuelo, su mano temblorosa dio vuelta a la perilla de la puerta de la oficina del detective Oh SeHun. Suspiró en silencio, su corazón palpitaba acelerado a causa de los nervios. ChanYeol había sido muy claro en sus órdenes: Serás un fantasma, KyungSoo, nunca nadie sabrá que estuviste ahí. ¿Entendido? No dejarás ni una sola huella.
Era la hora del almuerzo, así que casi todos los empleados estaba afuera o distraídos en alguna conversación banal. KyungSoo había estado espiando al detective Oh desde hacía tres días. Ya había memorizado su rutina, pero eso no lo tranquilizaba ni un poco. Sabía que el detective Oh era una persona voluble que podía cambiar sus hábitos de un momento a otro. Ese día, había salido con una de las secretarias a comer, y KyungSoo aprovechó su oportunidad. Su misión consistía en revisar los archivos de las desapariciones que el detective guardaba celosamente. ChanYeol ya tenía en sus manos el retrato hablado del sospechoso del bar Safari, y estaba seguro de que iba a concordar con alguna de las escasas pistas que el detective Oh seguía.
Con paso lento, el bajito oficial entró a la oficina. Todo era un reverendo desastre de carpetas, tazas sucias de café y productos de belleza que SeHun utilizaba para no perder el encanto. Los ojos grandes de KyungSoo se cerraron con frustración por un momento. Luego de suspirar de nuevo, comenzó a moverse sigilosamente por el lugar. Revisó las carpetas que estaban más a la mano, pero ninguna contenía nada de interés. Sus dedos, para nada expertos, terminaron revolviendo más el lugar.
De pronto, escuchó voces en el pasillo y pasos acelerados que se acercaban a la oficina. Se tiró un clavado debajo del escritorio, justo a tiempo para evitar ser visto cuando el detective Oh abrió la puerta.
—Te lo digo, BoA, esta BB cream es realmente buena.
—¿Estás seguro de que me ayudará con las ojeras para mi cita de esta noche?
—¡Claro que sí!
El corazón acelerado de KyungSoo apenas y lo dejó escuchar las palabras de los recién llegados. El sonido de cosas moviéndose de un lado a otro, le dejó saber que el detective Oh estaba buscando la dichosa crema.
—Deberías ordenar un poco aquí —apuntó la voz femenina.
—Cuando eres un detective tan ocupado y asediado como yo, sólo tienes tiempo de verte guapo.
La mujer río casi histéricamente. KyungSoo rodó los ojos. ¿Cómo alguien podía encontrar gracioso a ese imbécil?
—¡Bingo! La encontré. Gracias a esta belleza, me follé a tres tipos en una misma noche.
—¡Uh! ¡Cuánto aguante! —dijo la mujer con coquetería.
—Así soy yo, bueno para todo. Ahora vamos a comer al restaurante de la esquina, muero por un buen trozo de carne.
KyungSoo suspiró aliviado cuando escuchó que la puerta se cerraba. Salió con cuidado de debajo del escritorio y continuó con su misión.
—¡Aigoo! Ese idiota casi me mata... —susurró, mientras abría uno de los cajones del escritorio.
¡Voila! Una carpeta negra descansaba en el fondo del cajón. KyungSoo encontró el tesoro que buscaba. La primera hoja era un retrato hablado, cuyo protagonista era casi idéntico al que su jefe tenía. Sacó su teléfono celular y comenzó a fotografiar los papeles. Una vez que terminó, dejó la oficina tan sigilosamente como había llegado. Suspiró de nuevo en el pasillo, y salió corriendo a ver a su jefe.
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El jardín de almas
Mystery / Thriller¿Por qué hacía lo que hacía?... No lo sé. Simplemente, encontraba placer en hacerlo. El poder me intoxicaba. Yo era Dios y ellos me pertenecían. Yo era su creador y su destructor. ...