JongDae había perdido toda noción de la realidad. Se encontraba extasiado dentro de una fantasía de besos y caricias que hacían hervir su sangre. No podía recordar el momento en el que MinSeok se deshizo de las últimas prendas que los vestían. El roce de su piel caliente era suficiente para llevarlo al límite. MinSeok sostenía ambos miembros rígidos con una mano, masturbándolos al mismo tiempo, mientras JongDae se deshacía debajo de él, entre gemidos y siseos.
—¿Te gusta esto? —preguntó el mayor, con un tono de voz tan seductor, que un escalofrío recorrió la espalda arqueada de su empleado.
—Sí... sí... —respondió JongDae entre jadeos—. No sabes... no sabes cuánto tiempo soñé con este momento.
La confesión tomó por sorpresa al asesino. No podía negar que algo se había removido en su pecho. Quizá, era su corazón frío, que empezaba a palpitar a un nuevo ritmo.
—¿Habías pensado en esto?
Mientras se retorcía, envuelto en placer, JongDae abrió los ojos para mirarlo. Asintió.
—Desde la primera vez que... te vi —el empleado puso una mano en la mejilla de su nuevo amante, quien estrujó los calientes miembros, provocando una sacudida de placer en ambos—. ¡Ah!... Me gustas... me gustas mucho.
Era la primera vez en su vida que MinSeok escuchaba aquellas palabras. Entrecerró los ojos y comenzó a mover su mano más rápido. Se lamió los labios y se inclinó para tomar los de su empleado en un beso profundo. Quería silenciar los sugestivos gemidos que salían de ellos, pero no podía negar que besarlo era una delicia. No podía compararlo con nada. Sin embargo, la intención principal de aquel encuentro, seguía palpitando dentro de él. Por un momento, mientras sentía el cuerpo agitado y sudoroso debajo de él, el asesino se sintió confundido. Su hambre de sangre parecía transformarse en un hambre de placer, aunque no para sí mismo. La expresión en el rostro de JongDae lo excitaba más, sus gemidos se convirtieron en una necesidad, en una adicción.
MinSeok soltó los miembros erectos y comenzó a explorar el cuerpo de JongDae. Con la lengua, los labios y los dedos, logró orquestar una sinfonía de exquisitos gemidos. Una bestia jugando con su presa antes de devorarla salvajemente. Una sonrisa de satisfacción se dibujó en los delgados labios del empleado, cuando sintió el miembro de su jefe dentro de él. MinSeok decidió que seguiría fiel a su método, y deslizó sus manos hasta el suave cuello del más joven. Mientras embestía su cuerpo lenta y profundamente.
Pero, la expresión de terror que el asesino esperaba ver, nunca se presentó. Al contrario, la sonrisa en los labios de JongDae se hizo más grande. En su rostro enrojecido por la sangre acumulada, sólo se reflejaba el placer que la falta de oxígeno le agregaba al acto. La satisfacción del dolor físico que intensificaba todas las demás sensaciones.
—Más... fuerte... —balbuceó JongDae, mientras llevaba su mano a su propio falo para masturbarlo.
MinSeok se paralizó. Sus ojos se abrieron exageradamente mientras soltaba el cuello del otro. Pudo ver las marcas rojas que sus dedos había dejado sobre él, y el gemido que su empleado liberó, le provocó un estremecimiento en lo más profundo de su ser.
Pero, JongDae no se percató del efecto arrollador de sus actos. Presa del placer, rodó sobre la cama para quedar encima de MinSeok, quien se dejó llevar por sus movimientos. Su corazón palpitaba pesadamente en su pecho al mirarlo. El chico tenía el cabello humedecido por el sudor, algunos mechones caían sobre sus ojos oscurecidos por el deseo. Movía las caderas sensualmente, mientras la estrecha entrada devoraba su miembro palpitante. MinSeok se entregó a la hermosa imagen que se agitaba sobre él. Sus manos se posaron en las turgentes nalgas, estrujando la suave piel de una manera casi salvaje.
—¡Ah!... ¡Mm! —JongDae echó la cabeza hacía atrás, podía sentir cómo la extensión de su amante golpeaba el punto exacto que le provocaba el más intenso placer.
Sin ser capaz de contenerse un minuto más, el asesino alcanzó el clímax dentro de aquel cuerpo ardiente. Su corazón se detuvo al sentir la primera contracción de sus propios músculos. Nunca había culminado el acto con sus víctimas vivas. Y ahora, podía sentir el semen de JongDae, que se había derramado segundos después, sobre su abdomen agitado. El empleado se inclinó para tomar sus labios en un beso furioso, al cual se entregó sin dudar.
Todo aquello era surreal. Por más que intentara negarlo, MinSeok sabía que estaba perdido. Perdido en las caricias sinceras del hombre que se desplomó junto a él. Perdido en aquellos labios traviesos que sabían exactamente en dónde besarlo. Perdido en aquellos ojos que ahora lo miraban con una extraña adoración. La bestia había sucumbido ante su presa. Ahora, sus instintos más bajos, se habían transformado en algo espeso y confuso, algo que sólo encontraba forma en el cálido cuerpo de JongDae.
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Nota: Quiero disculparme por tardar tanto en actualizar. He estado ocupaba. Aquí dejo un capítulo cortito, pero enfocado en los sucios actos de la pareja protagonista :P Espero poder actualizar pronto. Muchas gracias por leer <3
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El jardín de almas
Mystery / Thriller¿Por qué hacía lo que hacía?... No lo sé. Simplemente, encontraba placer en hacerlo. El poder me intoxicaba. Yo era Dios y ellos me pertenecían. Yo era su creador y su destructor. ...