Era increíble como el clima parecía ser voluble como una veleta. El sol abrasador y repentino hizo que Light tuviese que detener su caballo a mitad de camino, deshaciéndose de la cota fina de malla y cambiándose la prenda superior por una camisa de algodón. Suspiró, agradado porque ahora volvía a tener ganas para continuar.
En realidad no le gustaba el calor. Incluso cuando el fuego estaba tan presente en su vida. Él prefería cobijarse entre mantas y pieles, a pesar de haber nacido en un reino donde primaba el cálido clima y las suaves temperaturas. Se preguntó si las cosas seguirían igual a como las recordaba en su reino. Si los caminos estarían llenos de flores o el río seguiría siendo imponente, con aquel hermoso cauce donde solía ver a su madre pescar. A pesar de que un día fue una reina querida por todos, no podía evitar "escapar " de sus obligaciones como mujer y omega, demostrándole a su hijo que los de su raza servían para algo más que aparearse y satisfacer a un alfa.
La echaba tanto de menos... Enterarse de su muerte fue un duro golpe. Sobre todo porque Sachiko murió pensando que su pequeño Light se había ido años atrás, acompañando a los dioses a los que les rezaban. ¿Era injusto el haber escuchado a un viajante hablar sobre el fallecimiento de la reina oriental? Según contó aquel hombre, la reina había enfermado muriendo meses después en la cama. Eso le hizo recordar las historias que ella le contaba sobre su verdadero padre, que había luchado valientemente en la guerra del norte contra los reinos opresores. ¿Habría sido feliz tras su accidente en el acantilado; tras no poder volver a su hogar junto a ella? Esperaba que el rey Mikami y su hijo la hubiesen tratado con amor, todo el que ella se merecía.
Caminó mientras tiraba de las riendas de Vanreol, acariciándole la cabeza hasta que el animal relinchó quejumbroso por falta de comida y agua.
―Tranquilo, ya casi llegamos a la taberna ― dijo, sin poder evitar hablarle con dulzura. El caballo era demasiado importante para él.
No tenía un buen presentimiento. Tenía el oído muy desarrollado debido a su raza felina y su visión, más de lo mismo. Se había percatado de que tres hombres le seguían los pasos a una distancia prudencial, pero no la suficiente como para ignorarlos. Cualquier omega en su situación se habría sentido aterrorizado, pero Light no era un cualquiera. Aprendió que para sobrevivir en un mundo dominado por alfas superiores, tenía que ser bueno defendiéndose.
Guió al animal hasta un pequeño claro boscoso, acariciándole el cuello y la crin para tranquilizarlo.
―Vanreol, no te muevas de aquí ― susurró, sintiéndose afortunado por tener un caballo inteligente y demasiado ligado a él. El animal relinchó, moviendo la cabeza inquieto hasta que lo ató a un tronco grueso del árbol más cercano.
Ágilmente, se enganchó de las ramas para comenzar a trepar justo cuando las voces de sus perseguidores se hacían fuertes y claras, indicándole que no se había equivocado al pensar que no estaba solo. Se acurrucó sobre las ramas, camuflándose entre la maleza de estas y tensando el arco, preparado para cualquier cosa.
Aparecieron dos de tres, gruñendo y dejando sus caballos cerca del suyo propio. Miraron a ambos lados, maldiciendo en voz alta. Parecían ladrones por sus harapos y las dagas que colgaban de sus cintos. Tenían dibujos en la piel y el cabello trenzado hacia atrás. Hombres rudos y salvajes, buscando el olor de un omega.
―Mierda. Stravos, tú dijiste que ese niño estaba por aquí cerca ― gruñó el de cabello moreno, rascándose la barba.
―¡Juro por los dioses que lo vi entrar en el camino! ― se cruzó de brazos, mirando hacia un lado cuando el tercer hombre llegó hasta ellos.
Light respiró muy despacio, sin dejar de apuntarlos con el arco. Tenía que pensar con rapidez, sobre todo porque su caballo estaba inquieto y había llamado la atención de uno de ellos.
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⸎ Elementales ⸎ (Death Note Yaoi AU- Omegaverse - Fantasía)
FanfictionLight Yagami tiene un ferviente deseo. Regresar a su hogar en el Reino Oriental. Un terrible accidente, un sueño que se repite a menudo y un fulgor rojizo que evitó su muerte... El fuego siempre lo acompañó desde su nacimiento, conduciéndolo en busc...