Mello no podía creer que el carácter testarudo de su alfa fuese algo hereditario; pero así era. Aren era un bebé muy inquieto, curioso de más, de los que podían provocar un latido desbocado en el corazón de sus padres con una facilidad increíble. Tal y como estaba haciendo en aquel momento.
El omega ya no sabía que hacer, ¡maldito el día en el que decidió regalar su corazón a un norteño, que además y para colmo, era un elemental!
―Aren, mi amor, baja de ahí ― rogó Mello. ¿Cuánto tiempo llevaba así?
Su bebé parecía encontrar muy divertido desobedecer sus órdenes; aunque... Mello dudaba de que Aren entendiese alguna de sus palabras. Era demasiado pequeño todavía.
¿Y si se subía sobre la cama e intentaba saltar para alcanzarlo? ¡Por los dioses! ¡Su pequeño niño flotaba en el aire haciendo alarde de su herencia elemental! Claramente las risitas y la forma en la que Aren movía sus deditos significaba que no entraba en sus planes regresar a los brazos de su padre.
― ¡Llamaré a papá y ya verás! ― exclamó el omega. Al final decidió subir sobre la cama, hundiendo la planta de los pies entre las pieles que los abrigaban cada noche. Extendió los brazos y sonrió de la forma más pacífica que se le ocurrió ―. Ven, cachorro. Iremos a ver a Kaos, ¿quieres ver a Kaos, cariño?
Ante la mención de aquel nombre, Aren abrió la boquita y movió los bracitos en el aire. Sus piernas regordetas y pequeñas sirvieron de impulso para que poco a poco, volase a los brazos del omega. Hace tiempo, Mello habría sido incapaz de creer que vería a un cachorro flotar en el aire de esa forma que solo podía imaginar a través de una historia mágica. Lo acontecido recientemente lo había curado de espanto.
―No vuelvas a... a volar ― susurró. ¡Qué extrañas sus palabras! Le resultó ridiculo estar diciendo algo así a un cachorro que no había cumplido aún el medio año de vida. Aunque Aren estaba creciendo fuerte y sano; sangre norteña, decía Beyond ―. ¿Quieres buscar a papá?
Aren se abrazó a Mello, agitó los brazos y gorjeó al encontrar los cabellos de su padre. Una costumbre que había adquirido desde su nacimiento.
―Bien, mi vida. Iremos a ver a Kaos.
Mello se ocupó de abrigar a su cachorro todo lo posible, incluso se excedió al añadir una pequeña manta de más. Con la llegada inminente de Mikami, el clima en Salitre había cambiado de forma drástica; ya no escuchaban el cantar de los pájaros y el sol hacía mucho tiempo que dejó de regalarles su luz. El crepúsculo se cernía como una bestia escondida entre las nubes.
Se detuvo durante un instante, con la mano sobre el pomo de la puerta de roble. Frunció el ceño, abrazando al cachorro contra su cuerpo. Aren gimoteó inquieto.
―Solo es Misa ― suspiró el omega. Cualquier movimiento fuera de lugar o los aromas desconocidos lo aterraban. Abrió la puerta e intentó serenarse cuando la omega le hizo una reverencia ―. ¿Ocurre algo?
―Nada de vital importancia. Beyond me ha enviado para informarte de que hará la vigilancia desde el aire. Se reunirá con vosotros a la hora de la cena ― informó Misa. Sonreía al ver la curiosidad que mostraba Aren por su propio bebé, al cual llevaba en el pecho arropado con trozos de tela que se cruzaban en la espalda ―. Tu bebé crece muy deprisa. Cuando llegué a Salitre era mucho más pequeño. Y además parece sentirse inquieto.
―Tal vez quiera salir volando ― Mello se imaginó corriendo por todo el castillo, persiguiendo a un cachorro que flotaba de un lado a otro ―. En cualquier caso gracias por el mensaje. Debería de bajar a la playa para supervisar algunas cosas.
Era complicado mantenerse al margen de la próxima batalla. Mello siempre se consideró un omega valiente sin miedo a nada; pero el nacimiento de Aren lo había cambiado. Sentía terror por lo que podría ocurrirle a su cachorro. Beyond lo acusaba de paranoico y sobre protector, ¡pero que le partiese un rayo a ese norteño! Él no había llevado al bebé en sus entrañas.
ESTÁS LEYENDO
⸎ Elementales ⸎ (Death Note Yaoi AU- Omegaverse - Fantasía)
FanfictionLight Yagami tiene un ferviente deseo. Regresar a su hogar en el Reino Oriental. Un terrible accidente, un sueño que se repite a menudo y un fulgor rojizo que evitó su muerte... El fuego siempre lo acompañó desde su nacimiento, conduciéndolo en busc...