⸎ Elementales ⸎ (Death Note Yaoi AU- Omegaverse - Fantasía)

⸎ Final: Tierra de elementales ⸎

Mello ayudó a la hora de cubrir los cuerpos de los caídos. Aún quedaban muchos a orillas de la playa; hombres y mujeres que habían luchado con valor para proteger al reino que los vio nacer. Salitre dormitaba en paz tras lo ocurrido, e incluso el sol había vuelto a brindarles su luz.

Haciendo uso de grandes tablas de madera y barcos que aún conservaban, prepararon a los fallecidos para que pudiesen descansar con los dioses en lo más profundo del mar, tal y como dictaba la tradición del reino. Mello, ayudado por Misa, se encargó de recoger flores y hierbas aromáticas para la pira incendiaria. Los pequeños barcos partirían con la caída de la noche, llevándose a los soldados salitreños consigo y otorgándoles la paz que se merecían.

― ¿Cómo te encuentras? ― preguntó Mello. Misa le sonrió, guardando silencio durante unos instantes. Era un milagro que la omega se sintiese con las fuerzas renovadas y que el rastro de la marca de alfa en su cuello hubiese desaparecido casi del todo ―. Creí que estarías con Matt.

Misa se sonrojó ante eso, haciendo reír al omega. Matt no había recibido heridas de gravedad en batalla, pero la reina y él habían comenzado a tener una amistad bastante cercana. Incluso Mello se preguntó si serían destinados, o al menos, si correrían mejor suerte de la que corrió la relación que hubo entre ellos tiempo atrás.

Tras acabar con los preparativos, Mello se dirigió al castillo. Tenía muchas ganas de ver a su cachorro y a su valiente norteño, quien descansaba tras la batalla; a pesar de que Beyond intentó por todos los medios acompañar a su hermano a la biblioteca para tener una extensa charla con el Oráculo. Nadie vio regresar al lobo blanco, pero Lawliet sabía que el ser mágico esperaba su visita.

Saludó a varias omegas que jugaban con sus cachorros y ofreció sus condolencias por los caídos a las familias que habían perdido a sus seres queridos. La guerra se llevó muchas vidas por delante, pero la esperanza de un nuevo día les daba fuerzas para enfrentarse al futuro. Salitre se había defendido de la magia oscura de los dioses con la auténtica magia de la naturaleza, la del mundo que seguía creciendo a su alrededor. Al final, la codicia de los hombres perdía la auténtica batalla.

― ¿Aún estáis así? ― preguntó Mello, una vez que entró en el dormitorio.

Beyond seguía en la cama, y Aren, sentado sobre el pecho de su padre, jugaba a intentar tirarle del cabello. Era una imagen que Mello se grabaría a fuego en su memoria, sobre todo cuando llegó a creer que sus ojos jamás volverían a ser testigos del amor de los dos hombres de su vida.

Se sentó junto a su alfa y le acarició el cabello a su cachorro.

― ¿Te duele? ¿Te has cambiado el vendaje? ― preocupado, palpó con los dedos la herida del norteño. No había sido peor que las que recibió en Oriente, pero aún así...

―No, princesa. Esperaba que lo hicieses tú ― dijo, sonriendo de esa forma atrevida que siempre erizaba la piel de su omega.

―No soy una princesa ― gruñó, sonrojado. Cogió a su cachorro en brazos y lo meció unos minutos ―. Tiene sueño, debe de estar agotado.

Beyond se incorporó un poco entre las mantas, besando la sien de su omega. Olía siempre tan bien, un aroma que su cachorro había heredado. Creyó que no volvería a sentir el amor, no cuando atravesó el pecho de Mikami y el rey convulsionó; su magia negra se extendió como un charco de sangre oscura, sus criaturas se arrastraron al mar y los dioseselementales acabaron con ellas. Tal vez debió de haberle dejado a Light y Lawliet el placer de acabar con la vida del falso rey, pero Beyond necesitaba vengarse por todo lo que Mikami le había arrebatado.

Cualquier buen guerrero sabía que la venganza se servía en plato frío.

El omega arropó a Aren, cubriéndolo con la pequeña manta que tenía en el interior de la cuna de madera donde dormía. Regresó a la cama, buscando cobijo en los brazos de su alfa.