⸎ Destinados ⸎

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El silencio era abrumador.

Lawliet había terminado convocando al consejo real para que juzgasen ellos mismos la llegada inesperada de alguien tan importante. Porque aparte de lo evidente que era su atracción por el Omega, también era innegable que tener en el reino al verdadero heredero de los Yagami significaba algo crucial.

―¿Por qué no has vuelto a los Reinos Orientales en todo este tiempo, Light? ― preguntó el rey, sin poder dejar de mirar lo hermosas que eran sus pupilas color miel.

―No podía exponer a mi gente. Ni tampoco sé como van a recibirme. Para todos, yo sufrí un mortal accidente ― respondió, bajando su tono de voz. Se sentía cohibido ante la presencia de los consejeros del rey.

―¿Sabe lo que está ocurriendo en Oriente, rey Yagami? ― Watari caminó hacia ellos, sin dejar de observar el paisaje que se veía a través de los bajos ventanales ―. Teru Mikami quiere convocar una guerra inminente.

Light no había querido darle credibilidad a los rumores de taberna, ni a los mensajeros que iban y venían con noticias sobre lo que estaba planeando su hermanastro. ¿Por qué Mikami querría conducir a su gente a la guerra?

―No llego a entender las razones de mi hermanastro, mi señor ― dijo educado, sin perder los modales ante aquellos hombres ―. Pero estoy seguro de que Teru me escuchará y llegaremos a un acuerdo. Juntos podremos guiar al reino por un camino seguro.

Lawliet dudaba de eso. No quería insultar en voz alta al rey Mikami, pero lo que había escuchado sobre aquel hombre no eran precisamente alabanzas. ¿De verdad el Omega era ajeno a la reputación de su hermanastro? Dudaba que un par de palabras y peticiones por parte de Light cambiasen su forma de pensar y actuar.

―¿Por qué ahora? ― preguntó el rey al cabo de unos minutos. De nuevo se habían sumido en un silencio incómodo y pesado ―. Quiero decir... ¿para qué quieres ver entonces al Oráculo? ¿Quieres escuchar sus profecías?

No quería desconfiar del Omega. No cuando su dulce aroma y la atracción física que sentía surgían de su interior. ¿Era posible extrañar a alguien a quien no habías conocido nunca antes? Lawliet no quería ser un necio, ni emocionarse por algo que no entendía. Pero tenía claro que si Light se marchaba de inmediato, su solitario corazón sufriría las consecuencias.

―Es algo privado ― susurró, mirando los ojos oscuros del Alfa. Intentó comunicarse con él mediante una mirada cargada de significado. Sus dedos se movieron sobre la mesa, rozando los del rey como si estuviesen solos en aquella enorme sala ―. Por favor. Es importante que pueda hablar con el Oráculo.

Roger y Watari se mantuvieron en silencio, sabiendo que aquel tipo de decisiones recaían enteramente en su rey. Cuando se trataba del Oráculo no tenían voz ni voto en su decisión. Y no porque Lawliet lo hubiese impuesto así, más bien porque fue la propia divinidad la que decidió que el joven rey sería el único partícipe en sus palabras y profecías.

―¿Te irás cuando lo veas? ―la ansiedad reflejada en sus palabras ruborizaron al joven Omega, que desvió la mirada hacia otro lado.

Bueno, Light no tenía pensado quedarse en los Reinos de Salitre. Su objetivo era llegar cuanto antes a su hogar y reclamar lo que le pertenecía por derecho, apoyado por Teru y la gente que siempre había amado a los Yagami.

―No lo sé ― se sinceró, sintiendo un enorme desazón en el pecho que pareció quebrar su corazón. Incómodo, deseó estar a solas con el rey Lawliet para explicarle que si se iba no era para alejarse de su lado o porque se hubiese sentido incómodo tras su llegada.

―Pero rey Yagami ―sonriendo, Watari puso la mano en su hombro ―, pronto comenzará el Festival del Agua. Una semana de espectáculos y ofrendas para el reino. No debería perdérselo, pues muy pocos son los extranjeros afortunados que nos acompañan anualmente.

⸎ Elementales ⸎ (Death Note Yaoi AU- Omegaverse - Fantasía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora