Hacía un día realmente espléndido en Salitre. Con la llegada del Festival del Agua, los salitreños no descansaban ni un minuto. ¡Aunque estaban encantados, claro! Se respiraba un jolgorio bullicioso, los mercaderes ofrecían sus mejores productos y las reformas en las estructuras del reino iban viento en popa. Atrás quedó aquella tierra dañada por la guerra.
Los caídos jamás serían olvidados; Salitre les hacía honor cada año en el festival. Banquetes de agradecimiento a los dioses y un sin fin de espectáculos que por primera vez podrían ser disfrutados por los extranjeros que atraídos por las leyendas, querían conocer de primera mano lo asombroso que era el reino de Salitre. El hogar de los elementales de las fábulas que se contaban en cada rincón del mundo.
― ¡Haru, estás haciendo trampa! ¡Se lo diré a papá!
Ah, la pequeña Haru, la más testaruda del reino. Hija del rey del mar y del mismo fuego, Haru era todo lo contrario a su hermano. Omega de nacimiento, el agua corría por sus venas casi tanto como por las de su padre. A veces tenía la picardía de un ladronzuelo, y aunque era una niña buena, se aprovechaba de su poder elemental para sacar de quicio a Eiji, su hermano. Era también un omega, pero al contrario de Haru era un remanso de calma a pesar de haber heredado el fuego más puro. Los dos volvían locos a los habitantes del castillo. Corrían de un lado a otro, y a veces chamuscaban alguna silla de madera o empapaban de agua el suelo de las cocinas.
― ¡Pues entonces no te hablaré nunca más! ― gritó Haru, correteando por todo el pasillo principal. Esquivó hábilmente a una chica que cargaba con un montón de verduras y dio un saltito hacia el patio, utilizando el bordillo de piedra. Aunque la suerte no estuvo de su parte y resbaló, raspándose la rodilla ―. ¡Eiji, ven, corre! ¡Creo que voy a morir!
Eiji se asustó tanto que se puso pálido. ¿Cómo que su hermana se moría? ¿Es que se había topado con algún monstruo?
―¡Papá! ¡Haru se está muriendo! ― gritó con todas sus fuerzas, echándose a llorar como cuando era un bebé. Eiji no había sido tan complicado como Haru, pero las pocas veces que lloraba lo hacía con ganas ―.¡¡Papá!!
Light encontró a su hijo en mitad del pasillo, llorando como si le estuviesen arrancando el corazón. Asustado, lo cogió en brazos y le limpió las lágrimas.
―Eiji, ¿qué pasa? ¿Y Haru? ― preguntó preocupado.
―Papi... ¿por qué llevas la camisa mal puesta? ¡Y tampoco llevas pantalones! ― señaló su hijo, olisqueando después el cuello de Light ―. Hueles mucho a papá.
Había sido bonito tener a sus cachorros entre sus brazos cuando Lawliet ayudó a las matronas el día del parto. No lo había sido tanto las noches sin dormir y la poca privacidad que tenía con Lawliet desde que Haru y Eiji llegaron a sus vidas como dos huracanes descontrolados. La intimidad era complicada y Haru había encontrado el peor momento para fingir que se estaba muriendo; una vieja broma que se remontaba a semanas atrás y que Eiji aún se creía.
―¿Haru? ¿Dónde estás? ¡Deja de asustar a tu hermano! ― ordenó Light, siguiendo el rastro de su pequeña hija. A Lawliet le costaba un poco más, pero Light distinguía de sobra el aroma de sus cachorros. Seguramente debido al haberlos llevado en su vientre ―. ¡Tenéis que daros un baño para recibir a vuestros tíos!
Se asomó al pequeño patio desde el bordillo de piedra, suspirando cuando Haru se abrazó a su pierna, hipando porque se había raspado la rodilla. Light le acarició el cabello y luego la cogió con el otro brazo. Aún le sorprendía el poder cargar con los dos a vez. Esperaba que su alfa si hubiese tenido tiempo para ponerse los pantalones.
―Papi, ¿cuándo llegan? ― preguntó Haru, peinando a Light mechón a mechón. Incluso le hizo una trencita; aunque mal hecha, pero al menos lo intentó ―. Quiero verlos ya.
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⸎ Elementales ⸎ (Death Note Yaoi AU- Omegaverse - Fantasía)
FanfictionLight Yagami tiene un ferviente deseo. Regresar a su hogar en el Reino Oriental. Un terrible accidente, un sueño que se repite a menudo y un fulgor rojizo que evitó su muerte... El fuego siempre lo acompañó desde su nacimiento, conduciéndolo en busc...