⸎ En el amor y en la guerra ⸎

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Lawliet se irguió sobre la hierba húmeda del patio de armas, maravillado ante lo hermoso y fuerte que se veía Light mientras entrenaba sus dotes como arquero. Mello se había empeñado en intentar aprender para mejorar su puntería, y el Omega se había ofrecido gustoso a enseñarlo. Estaba claro que Light sabía como defenderse con aquel arma.

―Ah... esto es muy difícil, Light. Creo que prefiero pelear con puñales ― dijo el rubio, secándose el sudor de la frente y recogiéndose los cabellos con un lazo fino aterciopelado.

Ambos llevaban prendas de lino, frescas y anchas. Lawliet se había esmerado en hacer la estancia del Omega lo más cómoda posible, mandando a las mujeres del reino que cosiesen ropa adecuada para él. Tenía la esperanza de que cuando finalizase el próximo Festival del Agua, Light se pensase dos veces lo de abandonar aquel lugar.

Lo alegraba que el chico hubiese decidido dejar la charla con el Oráculo a un lado. ¿Sería porque él también temía las respuestas que buscaba? ¿O quizás el oriental pensaba en retrasar todo lo posible su marcha?

―Debes tensar la cuerda. No tengas miedo a la hora de apuntar con la flecha.

Mello asintió, obedeciendo las indicaciones e ignorando el cruce de miradas entre su rey y el Omega de fuego.

―Está bien. Lo intentaré una última vez.

Light caminó hacia Lawliet, dejando a un lado su arco y sentándose junto a él sobre la hierba. Sus manos se rozaron, algo que hizo suspirar a ambos.

―Nunca pensé que vería a Mello usando el arco. No suele ser... ― rió divertido cuando el rubio casi tropieza con sus propios pies, de una manera infantil ―, muy habilidoso.

―Todo tiene un aprendizaje. A mi me costó llegar a usarlo correctamente. En la granja donde me crié tras la caída me enseñaron el cuidado de los animales y a usar una hoz. Lo del arco tuve que aprenderlo por mi cuenta para sobrevivir.

Lawliet asintió, mirándolo asombrado como siempre que salía aquel tema. En los días que habían pasado desde su llegada ambos se dedicaron a contarse gran parte de su vida. El rey descubrió que estaba frente a un Omega valiente y bastante orgulloso, que no se dejaba amedrentar por nada ni nadie. ¡Y que osados serían los que se atreviesen a dañarlo! Pues estaba claro que saldrían chamuscados.

Aún no podía creer que de algo tan bonito como era Light, pudiese emanar una fuerza elemental tan letal como el mismo fuego. Pero eso era lo que lo hacía realmente misterioso, y a la vez sentía como si hubiesen nacido para estar juntos.

―¡Me rindo, estoy harto!

Los dos tuvieron que observar como Mello se sacudía la ropa, sonrojado por el esfuerzo y enfadado como un niño por no haber conseguido dar en casi ninguno de los blancos que había en los muñecos de paja que se usaban para el entrenamiento.

―Señorito Mello, no grite ―dijo Watari, que en aquel momento llegaba al patio seguido por uno de los herreros, que cargaba un carro de metal provisto de espadas viejas y materiales para la forja.

Rieron cuando el Omega rubio se sonrojó y se alejó entre gruñidos, con la cola de lobo moviéndose de un lado a otro mostrando su molestia. Lawliet se removió sobre la hierba, cerrando unos segundos los ojos para aspirar el aroma a mar y sal de su reino.

―Este lugar es... increíble ―susurró Light, rodeándose las rodillas con los brazos ―. No es de extrañar que prefieras mantenerte al margen de las batallas de poder. No puedo imaginar lo triste que sería perder gran parte de esto.

Lawliet apoyó las palmas de las manos sobre la hierba, lo que hizo que tuviese que tensar gran parte de los músculos de su torso. La fina camisa se deslizó unos centímetros, adhiriéndose a su pálida piel. Los dibujos que decoraban sus brazos fueron los causantes de que los ojos de Light se perdiesen en sus recovecos.

⸎ Elementales ⸎ (Death Note Yaoi AU- Omegaverse - Fantasía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora