Menor Que Tú.

Capítulo 1.

Me concentro en la interminable lista de libros en donde pueda basar mi trabajo de literatura: El romanticismo, una época donde la imaginación era lo principal. Puaj, una época donde todo era idealismo, no suena muy bien. Digo, Bella es un ícono de Disney, era cool. Pero al enterarme de que su época era romántisista le quitó el brillo.

Guardo el papel en unos de mis bolsillos. Ya rendido de criticar cada princesa de Disney y camino hacia la puerta de la biblioteca. Al penetrar el lugar, topo con el enorme lugar. Repleto de libros, por donde quiera que mires. Me dirijo hacia el estante, con una placa en la parte superior. "Historia y literatura" El hecho de que la primera semana de escuela nos den informes por hacer no da muy buenos estímulos, ya que hago todo de mala gana.

Con las manos y la mente floja. Levanto el dedo y comienzo acariciar los lomos, sin pausar en ninguno, mientras leo su contenido sin mayor detenimiento. Uno entra a mi campo visual, llamando mi atención. Lo saco y prosigo en leer su portada. Viajes del tiempo, en la literatura. Un escalofrío corre por mi espalda. La palabra "viajes" me remonta a malos momentos.

Lo dejo en su lugar con un sabor agrio en la boca.

–– Hola –– Volteo mi cabeza, mientras tomo el segundo libro que me llamo la atención y lo dejo bajo mi brazo –– ¿Que buscas? –– Dylan se saca los lentes y los limpia para volver a ponerlos sobre la puente de su nariz.

Le doy una mirada escéptica por unos segundos, para luego intentar bromear de forma irónica:

–– Mhmm...¿Que podría estar buscando en una biblioteca llena de libros...?–– Dylan nota que le estoy tomando el pelo y me da una mala mirada –– ¿Que crees, Dylan? ¿Una lavadora?

–– ¿O tal vez libros...?–– responde Dylan con un tono sarcástico.

Finjo y le miro como si acaba de darme la respuesta secreta sobre el Pentágono y el área 51 juntas. Llevo mi mano hacia mi boca para darle más calidad a mi actuación.

–– ¡Oh, por Dios, Dylan! ¡Eres un genio! ¡Jamás se me hubiera ocurrido una cosa así! –– me doy una mirada entonada antes de dejar mi actuación de lado, y cambiar mi semblante a serio nuevamente. Dylan comienza a reír.

–– ¿Sabes? Solo lo decía para tener algo que hablar. Así es como se crea una conversación. ––se explica –– Algo, que tu cerebro asocial no entendía.

––Ajá. ––le respondo,distraído.

Dylan Black ¿Es mi amigo? Eh, no creo ¿somos solo conocidos? Tampoco. No sé que relación tenemos. Solo se que es mi vecino y que cuando pequeños nos gustaba salir a jugar y hacer pasteles de barro. Aunque los de Dylan siempre fueran más bonitos que los míos, fuimos algo así como amigos. Ya en grados más grandes yo me fui de esta escuela, para volver años más tarde. Desde ahí que nos distanciamos más, pero aún no perdemos la confianza para bromear.

–– ¿Sabes? Debería de irme, estoy cansado. Anoche no logré dormir –– le había comentado la semana pasada a Dylan que me sentía observado por las noches y no me dejaba dormir.

Agito la cabeza, intentando de sacar esa idea de mi cabeza y me dedico a caminar.

–– ¿Otra vez de lo sentirte observado? –– Enfatiza.

Volteo hacia él y miro a mi alrededor, percatado que nadie escuche lo estoy por acabar de decir:

––no me deja dormir, así que jugue toda la noche videojuegos. Es mi única manera de no volverme loco. ––Dylan frunce el ceño y aprieta los labios.