El cielo se ve de un color anaranjado y las nubes parecen formar un extraño patrón de líneas horizontales, una tras otra. Viéndose precioso. Vuelvo a repasar los lugares donde podríamos ir Kelia y yo el día de hoy. Cuando por fin logro convencerla de tener una cita, mi mente queda en blanco. No tengo idea dónde llevarla. Pero me mantiene tranquilo que Kelia sea una chica con iniciativa. Tal vez, después de todo, ella decida el lugar.
Voy a pie hacia su casa. No son más de 20 minutos caminando, ya que luego nos iremos en su auto a pasear. Veo los edificios alzarse mientras me acerco a mi destino. Subo por las escaleras hasta dar con el número de su puerta.
Toco dos veces.
La puerta de abre, dejando ver a Kelia con su bolso en mano y un hermoso conjunto amarillo. Rayos ¿Cómo es que le queda todo tan perfecto? Lleva su largo cabello suelto, hechas ondas en las puntas. Su rostro está libre de maquillaje, dando un toque relajado al ambiente.
Al atisbar mi presencia sonríe y me da un pequeño pico en los labios de saludo. ― Hola, Peter. ― Dice antes de cerrar la puerta sin apartar sus ojos de mí.
Acaricio su cabello. Mis yemas al hacer contacto se deslizan con delicadeza, sorprendido por la suavidad. ― Estaba pensando a donde iríamos ― Intento contarle que no tengo ni la menor idea de dónde iremos. Me sonrojo de pensarlo. Sé supone que yo la invité, debería de saber. ― Pero luego no supe...digo, no sé si tu querrías ir a esos lugares y― Kelia me interrumpe agarrando mi rostro con ternura.
― Está bien ― Ríe ― No importa dónde vayamos. Lo veremos al subir al auto ― quita sus manos de mi cara, para sacar su llave y asegurar su cerradura antes de guiarme hacia su auto.
Finalmente después de una lluvia de ideas en el auto. Kelia concluyó que podríamos ir al cine y luego ir a comer, en una cafetería. O hasta ir a una discoteca e ir a bailar. Lamentablemente no podría entrar con ella ya que no era mayor de edad, por lo que Kelia queda unos momentos en silencio, para luego agregar de forma agotada "Ah, cierto, eres menor de edad" Le quedo mirando. Me hundo en el asiento. Siento a veces que Kelia odia el reparar que soy menor que ella. Como si eso no solo pudiera quitar su trabajo y carrera, sino que también la humillara.
Quito mis ojos sobre ella, dirigiendome hacia la ventana y observar el cielo algo apenado. Sin poder quitarme ese pensamiento de la cabeza por varios minutos, hasta que siento la mano de Kelia sobre la mía, apretando y acariciando mis dedos. Mi corazón da un hueco y le observo. Me regala una sonrisa para luego seguir conduciendo.
Ese acto me sube suficientemente el ánimo por para sacar a colación la película que iríamos a ver en el cine.
Al llegar al cine, nos quedamos en la fila, para comprar los boletos. Conversamos animados de la película que veremos. Sin poder apartar la mirada de sus labios, la atraigo hacia mí y le susurro en el oído:
― Compremos los asientos del fondo ―Le beso la mandíbula ― Son los mejores. ― Kelia ríe, zafandose de mi agarre con incomodidad. Frunzo el ceño ¿Hice algo mal? Quito mi rostro de su cuello y le miro, desconcertado.
Comienza a tocar el cabello con brusquedad mientras me mira suplicante ―No me gusta mostrar tanta afectividad en público ― Se explica. ― Pero al momento de entrar al cine, será todo más privado. Haremos lo que queramos ― Me sonríe.
―Está bien. ―Acepto su condición sin reclamos, porque en realidad a mi tampoco me gusta mostrar tanta afectividad en público. Nunca se me ha hecho cómodo que alguna pareja se esté comiendo el uno al otro mientras yo esté interfiriendo en su caluroso entorno. Y me ha pasado. Entonces para ser más discreto intento tomarle la mano, pero también la quita deprisa, mirando de un lado a otro. Como si quisiera asegurar que nadie nos vio.
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Menor Que Tú.
Teen FictionSé que pensarás que es una más de las historias cliché, pero en las demás hay un patrón que a pesar de ser populares, hay un patrón que hay que romper y desencadenar. Kelia se ve muy marcada por ese patrón, ideal. El alto, ella bajita. El hombre...