Capítulo 28

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Capítulo 28.

Miro a mi alrededor y veo a Dylan salir de su casa. Su esmoquin es azul y no lleva su gorra, sino que su cabello se ve sumamente ordenado. Le sonrío al cruzar miradas. Se ve muy apuesto. Se me acerca y me devuelve la sonrisa:

― ¿Está listo tu auto? ―Me pregunta rodeandolo y abriendo la puerta para instalarse de copiloto, yo también me siento de conductor, pero me quedo quieto en mi puesto. Dylan arruga las cejas y vuelve hacia mí ― ¿Qué ocurre, viejo?

Niego con la cabeza. Hoy es el último día que veré a Kelia. Suspiro, supongo que estoy preparado para esto.

Manejo hasta los apartamentos donde vive Kelia. Me estaciono y espero con Dylan.

―Peter...― Miro a Dylan. ― tienes en cuenta que no pueden volver estar juntos...¿Cierto? ―Veo algo de ilusión en su rostro, esperando a mí respuesta. Me conmueve, este chico es muy adorable. Giro mi cabeza y miro al piso en donde vive ella:

― sí. ―Me vuelvo al castaño y sonrío. Me siento mal por haberle puesto tan inseguro de mi relación con Kelia.
― solo hacemos esto como amigos.

A veces me pregunto ¿Que tengo con Dylan? Me refiero, a que relación. Pero jamás le he querido hostigar con aquella pregunta. Con Kelia también me lo pregunto ¿Que relación tenemos? Ahora, supongo que de amigos arrepentidos por sus errores en el pasado. Independientemente de lo que sintamos uno por el otro.

Escucho el sonido de los tacones chocar contra el suelo acercarse y ambos miramos hacia donde provenía el sonido. Casi me atraganto con mi propia saliva. Kelia está con un vestido color salmón, con piedras brillantes en la parte superior y una larga falda de tul, su cabello está tomado en un voluptuoso tomate, cayéndose unos mechones dorados por los costados de su rostro, si está maquillada, no sé nota desde aquí pero se ve tan hermosa que hace que mi corazón bombee con fuerza y tenga que secar mis manos sudadas en el pantalón. Lleva un pequeño bolso en la mano y con la otra me saluda, sonriente.

Ni siquiera le respondo al saludo por quedarme admirando su belleza. Trago grueso y siento el duro codeo de Dylan en mi costilla, eso me hace reaccionar para bajarme del auto y abrirle la puerta a mi compañera de baile.

― Gracias ―dice por lo bajo, con las mejillas rosadas.

Vuelvo a mi asiento y conduzco hacia la escuela. Me quedé en silencio todo el camino, dirigiendo miradas por el retrovisor hacia Kelia, que reía desinteresadamente y conversaba con Dylan de cosas triviales.

Al llegar, Dylan sale del auto casi corriendo, ya que su cita de baile lo estaba esperando hace horas y él iba con atraso. Kelia ríe al ver esto y yo no puedo evitar verla nuevamente sin poder creer que yo salí con esa chica tan bella.

―¿Entramos, compañero de baile?― me pregunta y evito su mirada en el retrovisor, ya que mis mejillas están coloradas. Simplemente asiento y bajo junto a ella.― ¿Por qué tan callado, Peter? ―me agarra del brazo y lo entrelaza con el suyo― Esto será divertido.

Pero terminará.

Pienso. Será increíble, pero tendrá un final, como todo lo bueno.

Le miro su perfil, sus mechones cayendo en su frente y viéndose tan elegante con aquella sonrisa, adornando su rostro. No puedo evitar que mis comisuras se eleven, mientras la observo caminar junto a mí, pasando por el umbral iluminado por distintas cosillas ornamentales, nuestros cuerpos fundidos en uno al entrar por aquella puerta, completa de estudiantes, una gran cantidad de luces de aquí allá, la musica lenta pero bailable por detrás, ambientado todo el aire del baile.

Nos miramos con Kelia antes de pasar y adentrarnos a la fiesta. Veo a lo lejos a Richard bailando con una chica muy bonita, dándole vueltas en su lugar sin parar y tomándole las manos para seguir con los pasos. No puedo evitar sonreír al ver la escena, a pesar de que Richard siempre ha sido un cretino, no lo voy a volver a ver, así que sería estúpido seguir odiandole.

Menor Que Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora